Cristo, el Amigo que nunca abandona.
2012-01-31
Evangelio
Del santo Evangelio según san Marcos 5, 21-43
En aquel tiempo, cuando Jesús regresó en la barca al otro lado del lago, se quedó
en la orilla y ahí se le reunió mucha gente. Entonces se acercó uno de los jefes de
la sinagoga, llamado Jairo. Al ver a Jesús, se echó a sus pies y le suplicaba con
insistencia: “Mi hija está agonizando. Ven a imponerle las manos para que se cure y
viva”. Jesús se fue con él, y mucha gente lo seguía y lo apretujaba.
Entre la gente había una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años.
Había sufrido mucho a manos de los médicos y había gastado en eso toda su
fortuna, pero en vez de mejorar, había empeorado. Oyó hablar de Jesús, vino y se
le acercó por detrás entre la gente y le tocó el manto, pensando que, con sólo
tocarle el vestido, se curaría. Inmediatamente se le secó la fuente de su hemorragia
y sintió en su cuerpo que estaba curada.
Jesús notó al instante que una fuerza curativa había salido de Él, se volvió hacia la
gente y les pregunt: “Quién ha tocado mi manto?”. Sus discípulos le contestaron:
“Estás viendo cmo te empuja la gente y todavía preguntas: „Quién me ha
tocado?‟ ”. Pero Él seguía mirando alrededor, para descubrir quién había sido.
Entonces se acercó la mujer, asustada y temblorosa, al comprender lo que había
pasado; se postró a sus pies y le confesó la verdad. Jesús la tranquilizó, diciendo:
“Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y queda sana de tu enfermedad”.
Todavía estaba hablando Jesús, cuando unos criados llegaron de casa del jefe de la
sinagoga para decirle a éste: “Ya se muri tu hija. ¿Para qué sigues molestando al
Maestro?”. Jesús alcanz a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: “No
temas, basta que tengas fe”. No permiti que lo acompaaran más que Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
Al llegar a la casa del jefe de la sinagoga, vio Jesús el alboroto de la gente y oyó los
llantos y los alaridos que daban. Entr y les dijo: “Qué significa tanto llanto y
alboroto? La nia no está muerta, está dormida”. Y se reían de Él.
Entonces Jesús echó fuera a la gente, y con los padres de la niña y sus
acompaantes, entr a donde estaba la nia. La tom de la mano y le dijo: “Talitá,
kum!”, que significa: “Óyeme, nia, levántate!”. La nia, que tenía doce aos, se
levantó inmediatamente y se puso a caminar. Todos se quedaron asombrados.
Jesús les ordenó severamente que no lo dijeran a nadie y les mandó que le dieran
de comer a la niña. Palabra del Señor.
Oración introductoria
¡Qué infinito es tu poder y tu misericordia! Jesús, tú que te apiadas de todos, te
pido que me permitas en esta oración contemplar tu Sagrado Corazón. Quiero
enamorarme más de Ti para ser un propagador de tu amor entre todos los
hombres.
Petición
Jesús, ayúdame a corresponder a tu amor y misericordia.
Meditación
Cristo, el Amigo que nunca abandona.
«Que vuestra actuación cotidiana tenga en la comunión sacramental su origen y su
centro, para que todo se haga para gloria de Dios. De este modo, el sacrificio de
amor de Cristo os transformará, hasta haceros en Él “un solo cuerpo y un solo
espíritu". La educación en la fe de las nuevas generaciones pasa también a través
de vuestra coherencia. Darles testimonio de la belleza exigente de la vida cristiana,
con la confianza y la paciencia de quien conoce el poder de la semilla arrojada a la
tierra. Como en el episodio evangélico que hemos escuchado (Mc 5,21-24.35-43),
sed, para cuantos están confiados a vuestra responsabilidad, signo de la
benevolencia y de la ternura de Jesús: en Él se hace visible cómo el Dios que ama
la vida no es ajeno o lejano a las vicisitudes humanas, sino que es el Amigo que
nunca abandona. Y en los momentos en los que se insinúe la tentación de que todo
empeño educativo es vano, obtened de la Eucaristía la luz para reforzar la fe,
seguros de que la gracia y el poder de Jesucristo pueden alcanzar al hombre en
toda situación, también la más difícil» (Benedicto XVI, 11 de septiembre de 2011).
Reflexión apostólica
«Las convicciones fundamentales de los miembros del Regnum Christi son certezas
de fe y amor que orientan, impulsan, inspiran y sustentan su vida en consonancia
con la verdad revelada por Jesucristo y transmitida por la Iglesia, de manera que la
vivan con plena lucidez y decisión, lejos de cualquier ambigüedad o titubeo. En
realidad, se trata de firmes convicciones que alimentan toda vida cristiana, pues
son las raíces que nutren las actitudes esenciales del seguidor de Cristo» (Manual
del miembro del Movimiento Regnum Christi , n. 134).
Propósito
Renovar mi convicción de la necesidad de encontrarme diariamente con el amor de
Cristo en la oración.
Diálogo con Cristo
Jesús, eras y eres el gran necesitado. Mi corazón, y el de mis hermanos, está
siempre sediento de tu amor, que, tontamente, a veces queremos confirmar con
milagros. Dame las convicciones que me propone el Regnum Christi y el sentido de
urgencia para corresponder a tu amor, de la misma forma en que Tú me lo das:
profusamente, gratuitamente y permanentemente. Ayúdame a buscarte siempre en
la Eucaristía.
«Para ser agradecido hace falta ser muy humilde. El soberbio cree que todo se le
debe, y por eso nunca sabe rebajarse para dar gracias sinceramente ante un favor,
ni delante de Dios ni de los hombres»
( Cristo al centro, n. 1351).