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Día litúrgico: Miércoles IV del tiempo ordinario
Texto del Evangelio ( Mc 6,1-6): En aquel tiempo, Jesús salió de allí y vino a su
patria, y sus discípulos le siguen. Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la
sinagoga. La multitud, al oírle, quedaba maravillada, y decía: «¿De dónde le viene
esto?, y ¿qué sabiduría es ésta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechos por
sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago,
José, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?». Y se
escandalizaban a causa de Él (…).
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
Jesús no quita nada de la "Torá", sino que "añade": se añade a Sí mismo
Hoy sobresale la "controversia" alrededor de Jesús de Nazaret. En otros lugares del
Evangelio vemos cómo polemizan y se "escandalizan" los fariseos y escribas…
Ahora también sus propios paisanos y familiares: creen conocerle, pero en realidad
no le conocen. Para conocerle es necesaria la fe: ¡no bastan los milagros!
El "Yo" de Jesús ("Yo os digo…") causa en sus oyentes un "conflicto". Sus
interlocutores captan que Jesús no quita nada de la sagrada "Ley"; todo lo
contrario, añade. ¡Pero se añade a sí mismo!: Él es la "Torá", Él es mayor que el
Templo y Señor del Sábado"... He ahí el núcleo del "espanto" de los judíos: la
centralidad del Yo de Jesús en su mensaje, que da a todo una nueva orientación. La
perfección (ser santo como lo es Dios) exigida por la "Torá" consiste ahora en
seguir
Jesús.
—Esta misteriosa equiparación de Jesús con Dios que se refleja en sus palabras es,
justamente, el centro de la fe cristiana: ¡Jesús, Tú eres el Hijo de Dios!
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