V Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
NECESIDAD Y SENTIDO DE LA ORACIÓN
La Palabra: “Jesús se levantó de madrugada, se fue al descampado y allí se puso a
orar” (evangelio).
1. Leyendo los evangelios se ve que, durante el poco tiempo que duró su vida
pública, Jesús curó a muchos enfermos y recorrió distintas aldeas como predicador
itinerante. Sobre todo la gente sencilla se agolpaba junto a él buscando la salud y
escuchando su evangelio. Pero en los relatos evangélicos hay un detalle muy
significativo: rompiendo con el ajetreo de sus actividades, “se retiraba a lugares
solitarios para orar”. Según el evangelio que leemos hoy, Jesús ha curado enfermos
y se dispone a seguir anunciando el evangelio en otras aldeas, pero en el
entremedio “se marchó al descampado y se puso a orar”.
2. Jesús tenía necesidad de orar, ¿por qué?, ¿acaso no estaba siempre en comunión
íntima con Dios experimentando su cercanía de amor como padre, madre, ternura
infinita? Sí, es verdad, Jesús vivió de modo único esa intimidad con Dios, pero
como hombre, en todo igual a nosotros menos en el pecado, sufrió la tentación del
poder, del éxito y del aplauso. Curaba enfermos, anunciaba el evangelio, recibía la
gratitud de los pobres, pero la referencia última no era él, sino el Padre, el Dios del
reino, que todos los seres humanos puedan vivir con dignidad de personas y como
hermanos. Su alimento, lo que le sostenía y agradaba, era llevar a cabo esa
voluntad del Padre. Y para mantenerse fiel a Él, sin dejarse llevar por intereses
mezquinos, necesitaba orar, actualizar la presencia y la voluntad del Padre.
3. La oración de Jesús no se opone a su actividad, pues tiene lugar en el proceso de
la misma, como un momento, inseparable de lo que viene haciendo –acaba de
curar a muchos enfermos– y de lo que hará: evangelizar en otras aldeas. Más bien
parece un recurso y un medio imprescindible para que esa actividad brote y
proceda en el amor, sin contaminación de intereses bastardos. En otras palabras,
Jesús de Nazaret vive constantemente todas sus actividades con un talante
contemplativo: desde su intimidad con el Padre y para llevar a cabo su voluntad de
vida para todos. Mantener ese talante contemplativo en todas sus actividades
necesita momentos fuertes de oración, sin los cuales las actividades, incluso de
beneficencia, dejan de ser expresiones auténticas de amor. Siempre me impresionó
la frase de san Vicente Paul: “Solo por el amor que les tienes, y solo por el amor, te
perdonarán los pobres el pan que les das”.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net