II Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
Homilía basada en el Catecismo de la Iglesia Católica
"¿Dónde vives? Venid y lo veréis"
1 S 3,3b-10.19: "Habla, Señor, que tu siervo te escucha"
Sal 39,2 y 4ab.7.8-9.10: "Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad"
1 Co 6,13c-15a.17-20: "Vuestros cuerpos son miembros de Cristo"
Jn 1,35-42: "Vieron dónde vivía y se quedaron con él"
Samuel, consagrado desde el vientre de su madre para el servicio de Dios, recibe
ahora el llamamiento. El "sueño" o la "visión" es un recurso literario de una
verdadera vocación de la que Samuel es plenamente consciente.
A san Pedro se le cambia el nombre. Cambiar el nombre quería decir la adopción de
un nuevo estilo de vida. San Marcos habla del cambio del nombre de Simón por el
de Pedro.
El llamamiento a los discípulos es una verdadera teología de la vocación. La
iniciativa es de Jesús. Luego vienen las preguntas. Y después las respuestas, que
son a la vez fórmulas de búsqueda, de inquietud, de afán de encuentro.
La palabra "prestaciones", tan usada en el mundo de la técnica como indicativa de
lo que nos proporciona un objeto, delata que el hombre de hoy busca ante todo
respuestas a lo que quiere y busca. Y la carrera hoy está establecida para otorgar al
usuario lo mejor y lo más pronto posible. ¿Y si alguien nos hiciera preguntas por
respuesta? ¿Y si nos hicieran preguntarnos por nosotros mismos cuando tratamos
de saber algo de otro? Cuando en el campo religioso al hombre se le ofrecen
preguntas en lugar de contestaciones se siente defraudado. Esa iniciativa siempre
es de Dios.
— "Las llaves del Reino":
"Desde el comienzo de su vida pública Jesús eligió unos hombres en número de
doce para estar con Él y participar en su misión; les hizo partícipes de su autoridad
«y los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar» (Lc 9,2). Ellos permanecen
para siempre asociados al Reino de Cristo porque por medio de ellos dirige su
Iglesia" (551).
— El apostolado:
"Toda la Iglesia es apostólica mientras permanezca, a través de los sucesores de
san Pedro y de los apóstoles, en comunión de fe y de vida con su origen. Toda la
Iglesia es apostólica en cuanto que ella es «enviada» al mundo entero; todos los
miembros de la Iglesia, aunque de diferentes maneras, tienen parte en este envío.
«La vocación cristiana, por su misma naturaleza, es también vocación al
apostolado». Se llama «apostolado» a «toda la actividad del Cuerpo Místico» que
tiende a «propagar el Reino de Cristo por toda la tierra» (AA 2)" (863).
— "Esta vocación a la vida eterna es sobrenatural. Depende enteramente de la
iniciativa gratuita de Dios, porque sólo Él puede revelarse y darse a sí mismo.
Sobrepasa las capacidades de la inteligencia y las fuerzas de la voluntad humana,
como de toda criatura" (1998).
— "Ciertamente nosotros trabajamos también, pero no hacemos más que trabajar
con Dios que trabaja. Porque su misericordia se nos adelantó para que fuésemos
curados; nos sigue todavía para que, una vez curados, seamos vivificados; se nos
adelanta para que seamos llamados, nos sigue para que seamos glorificados; se
nos adelanta para que vivamos según la piedad, nos sigue para que vivamos por
siempre con Dios, pues sin Él no podemos hacer nada (San Agustín, nat. et grat.
31)" (2001).
El llamamiento de Cristo es siempre a recorrer caminos. No es a la simple aventura,
porque Él los ha recorrido primero y ha dejado marcadas las huellas.
Con permiso de Almudi.org