EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Marcos 7,14-23.
Y Jesús, llamando otra vez a la gente, les dijo: "Escúchenme todos y entiéndanlo
bien.
Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace
impuro es aquello que sale del hombre.
¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!".
Cuando se apartó de la multitud y entró en la casa, sus discípulos le preguntaron
por el sentido de esa parábola.
El les dijo: "¿Ni siquiera ustedes son capaces de comprender? ¿No saben que nada
de lo que entra de afuera en el hombre puede mancharlo,
porque eso no va al corazón sino al vientre, y después se elimina en lugares
retirados?". Así Jesús declaraba que eran puros todos los alimentos.
Luego agregó: "Lo que sale del hombre es lo que lo hace impuro.
Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas
intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios,
los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia,
la difamación, el orgullo, el desatino.
Todas estas cosas malas proceden del interior y son las que manchan al hombre".
Comentario del Evangelio por
San Gregorio de Nisa (v. 335-395), monje y obispo
Homilía sobre las bienaventuranzas, n° 6
«Crea en mí un corazón puro» (Sal. 50,12)
"Bienaventurados los límpios de corazón, ellos verán a Dios" (Mt 5,8).
Creemos fácilmente que un corazón purificado nos hará conocer la felicidad
suprema. Pero esta purificación del corazón parece tan ilusoria como la subida al
cielo. ¿Qué escala de Jacob (Gn 28,12), qué carro de fuego semejante al que se
llevó al profeta Elías al cielo (2R 2,11) encontraremos para llevar nuestro corazón
hacia la bienaventuranza celeste y liberarlo de todo su peso terrestre?..
No alcanzamos sin dificultad la virtud: ¡Qué de sudores y de pruebas! ¡Qué de
esfuerzos y de sufrimientos! La Escritura a menudo nos lo recuerda: "estrecha y
angosta" es la puerta del Reino, mientras que el pecado nos lleva a la perdición por
un camino ancho e inclinado (Mt 7,13-14). Y sin embargo la misma Escritura nos
asegura que se puede llegar a esta existencia superior... ¿Cómo llegar a ser puro?
El sermón de la montaña nos lo enseña por todas partes. Leed los mandamientos
unos tras otros, y descubriréis el verdadero arte de la purificación del corazón...
Al mismo tiempo que Cristo nos promete la bienaventuranza, nos instruye y
nos forma a la consecución de esta promesa. Sin duda no alcanzamos sin dificultad
la bienaventuranza. Pero compara estas penas con la existencia de la vida de la que
te alejan, y verás cómo el pecado es más penoso, si no inmediatamente, por lo
menos en la vida futura... ¡Qué desgraciados son aquellos cuyo espíritu se obstina
en las impurezas! Sólo verán la cara del Adversario. La existencia de un justo, al
contrario, queda marcada con la efigie de Dios...
Sabemos qué consecuencias tiene, por un lado, una vida de pecado y, por
otro, una vida de justicia, y ante la alternativa tenemos la libertad de escoger.
Evitemos pues la cara del demonio, arranquemos su máscara odiosa y, revestidos
de la imagen divina, purifiquemos nuestro corazón. Así poseeremos la felicidad y la
imagen divina brillará en nosotros, gracias a nuestra pureza en Cristo Jesús nuestro
Señor.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”