Comentario al evangelio del Miércoles 15 de Febrero del 2012
Queridos amigos y amigas:
La vida es un camino donde casi todos los cambios se dan siguiendo varios pasos.
Así nos aparece en el relato de la persona ciega de Betsaida. De no ver nada, por la acción de Jesús
comienza a ver sombras, para acabar viendo con claridad.
La fe es un potente foco de luz que ilumina la vida. Por parte de Dios ya está todo dado de una vez,
pero por nuestra parte, esa luz se va acogiendo a la medida de nuestras posiblidades: como niños, como
jóvenes, como adultos…
Cuando somos niños, la luz de la fe nos abre por primera vez al horizonte de Dios como Maestro y
Guía. Cuando somos jóvenes, la fe puede crecer hasta orientar la propia vida según el querer de Dios.
Cuando llegamos a adultos, la luz de la fe está llamada a fermentar todos los rincones del propio ser,
para así llegar a poder iluminar a otros.
Jesús es luz, y con su paso ilumina al ciego de Betsaida. Él, al ritmo de sus posibilidades, va
asimilando esa luz hasta que llega a ver todo con claridad.
Señor Jesús,
luz del mundo y lámpara de mi corazón,
aclara mis tinieblas
y haz que yo pueda ser, de tu reflejo,
lámpara para otros.
Vuestro hermano en la fe:
Luis Manuel Suárez, claretiano (luismanuel@claretianos.es)
Luis Manuel Suarez, cmf