Seguir confiados nuestro camino cristiano.
2012-02-13
Evangelio
Del santo Evangelio según san Marcos 8, 11-13
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los fariseos y se pusieron a discutir con él, y
para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo. Jesús suspiró profundamente y
dijo: “¿Qué esta gente busca una seal? Les aseguro que a esta gente no se le dará
ninguna seal”. Entonces los dej, se embarc de nuevo y se fue a la otra orilla.
Pa1abra del Señor.
Oración introductoria
Señor, dame esa fe plena y confiada que no tiene necesidad de pedir señales o
milagros. Sé que me amas, que siempre estás dispuesto a escuchar mi oración.
Permite que sepa guardar el silencio necesario para dialogar contigo y fortalecer así
mi fuerza de voluntad para saberme abandonar en la misericordia de tu amor.
Petición
Señor, aumenta mi fe y concédeme la gracia de vivir una caridad viva.
Meditación
Seguir confiados nuestro camino cristiano.
«Hoy hay quien vive como si nunca debiera morir o como si todo acabara con la
muerte; algunos se comportan considerando que el hombre es el único artífice de
su destino, como si Dios no existiera, llegando a negar, en ocasiones, que haya
espacio para Él en nuestro mundo. Los grandes éxitos de la técnica y de la ciencia,
que han mejorado notablemente las condiciones de vida de la humanidad, no
ofrecen soluciones a las preguntas más profundas del espíritu humano. Sólo la
apertura al misterio de Dios, que es Amor, puede saciar la sed de verdad y de
felicidad de nuestro corazón, sólo la perspectiva de la eternidad puede dar
auténtico valor a los acontecimientos históricos y sobre todo al misterio de la
fragilidad humana, del sufrimiento y de la muerte. Al contemplar a María en la
gloria celestial, comprendemos también que la tierra no es nuestra patria definitiva
y que, si vivimos constantemente orientados hacia los bienes eternos, un día
compartiremos su misma gloria. Por este motivo, a pesar de las miles dificultades
cotidianas, no tenemos que perder la serenidad ni la paz» (Benedicto XVI, 16 de
agosto de 2006).
Reflexión apostólica
«“La Eucaristía es siempre la hora del amor”. Los fieles han de acercarse a la
celebración eucarística con la conciencia de que es el momento central del día, la
cumbre a la que tiende toda actividad y la fuente de donde mana la fuerza
santificadora y apostólica» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi , n.
233).
Propósito
Aceptar con fe y amor, como María, la voluntad de Dios.
Diálogo con Cristo
Padre Santo, al contemplar el sacrificio de tu Hijo en la cruz, puedo encontrar la
gran señal que me comprueba la grandeza de tu amor. Permite que esta oración
me lleve a contemplarte plenamente en cada celebración de la Eucaristía. Ésa es la
gran señal, el más grande milagro. Que nunca sea indiferente ni se convierta la
misa en un acto de piedad, sino una relación real a mi vida y a mi oración.
«Acérquense diariamente a la mesa eucarística con fe, con mucha fe, con fe viva y
palpitante. La Eucaristía debe ser su sostén. Acérquense a ella con plena conciencia
de su indigencia espiritual»
( Cristo al centro, n. 852).