Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 6, Sábado
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: La lengua, ningún hombre es capaz de domarla * Se
transfiguró delante de ellos
Textos para este día:
Santiago 3,1-10:
Hermanos míos, sois demasiados los que pretendéis ser maestros, y tened por
cierto que nuestra sentencia será más severa. Todos faltamos a menudo, y si hay
uno que no falta en el hablar es un hombre perfecto, capaz de tener a raya su
persona entera. A los caballos les ponemos el bocado para que nos obedezcan, y
así dirigimos a todo el animal; fijaos también en los barcos: por grandes que sean y
por recio que sople el viento, se gobiernan con un timón pequeñísimo y siguen el
rumbo que quiere el piloto.
Eso pasa con la lengua: como miembro es pequeño, pero puede alardear de
muchas hazañas. Mirad cómo una chispa de nada prende fuego a tanta madera.
También la lengua es una chispa; entre los miembros del cuerpo, la lengua
representa un mundo de iniquidad, contamina a la persona entera, pone al rojo el
curso de la existencia, y sus llamas vienen del infierno. Toda especie de fieras y
pájaros, de reptiles y bestias marinas, se pueden domar y han sido domadas por el
hombre; la lengua, en cambio, ningún hombre es capaz de domarla: es dañina e
inquieta, cargada de veneno mortal; con ella bendecimos al que es Señor y Padre;
con ella maldecimos a los hombres, creados a semejanza de Dios; de la misma
boca salen bendiciones y maldiciones. Eso no puede ser, hermanos míos.
Marcos 9,2-13:
En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a
una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un
blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les
aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra
y le dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una
para ti, otra para Moisés y otra para Elías." Estaban asustados, y no sabía lo que
decía. Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: "Éste es mi
Hijo amado; escuchadlo." De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que
a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: "No contéis a nadie lo que habéis
visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos." Esto se les
quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de "resucitar de entre los
muertos". Le preguntaron: "¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir
Elías?" Les contestó él: "Elías vendrá primero y lo restablecerá todo. Ahora, ¿por
qué está escrito que el Hijo del hombre tiene que padecer mucho y ser
despreciado? Os digo que Elías ya ha venido, y han hecho con él lo que han
querido, como estaba escrito.
Homilía
Temas de las lecturas: La lengua, ningún hombre es capaz de domarla * Se
transfiguró delante de ellos
1. De Nuevo: El Dominio de la Lengua
1.1 Santiago se preocupa bastante del tema del uso de las palabras, según vemos.
Hoy nos ilustra por medio de ejemplos muy gráficos --y muy típicos de la literatura
sapiencial-- su enseñanza. Su discurso vigoroso muestra por medio de contrastes
las contradicciones en que incurrimos: somos poderosos para domar otras cosas y
no nos dominamos nosotros mismos; somos elocuentes para bendecir y prontos
para denigrar; nos creemos grandes y todo lo que somos se lo entregamos a algo
tan pequeño como es la lengua.
1.2 Ahora bien, hay un motivo particular por el que el apóstol vuelve a un tema que
ya nos había mencionado antes. Es aquello que dice la frase breve del comienzo:
"No quieran todos llegar a ser maestros." La palabra es la gran herramienta del
maestro. Mostrando los peligros y contradicciones que rodean el ministerio de la
palabra, Santiago quiere desanimar una tendencia que seguramente era ya visible
en la época: ganar importancia o fama buscando el puesto del maestro, quizá como
alternativa a la dificultad de allegar dinero o alguna otra cosa deseable y que diera
prestigio.
1.3 El apóstol quiere destacar que no es sencillo el ministerio del maestro o
predicador y que de hecho está cercado de amenazas. Una vez más, el interés aquí
es purificar la fe, librándola de intereses mundanos y miopes que se ve que ya
existían y avanzaban en la época, así como pueden darse entre nosotros.
2. La Transfiguración
2.1 A lo largo del Tiempo Ordinario del año litúrgico vamos recorriendo los
evangelios sinópticos, en este orden: Marcos, Mateo y Lucas. Es un recorrido muy
completo, que puede incluso llamarse una "lectura continua," porque en realidad
toma texto por texto casi todo lo que está en estos evangelios. Así hemos llegado
hoy al pasaje de la transfiguración.
2.2 Ese momento, que debió de quedar para siempre grabado en el recuerdo de los
tres discípulos que tuvieron ocasión de presenciarlo, se encuentra a mitad de
camino entre los inicios del ministerio de Cristo en Galilea y su patético desenlace
en Jerusalén. En Galilea abundaron los aplausos y las aclamaciones; en Jerusalén
abundaron los insultos y las befas; en medio de ellos, el monte de la transfiguración
es como un balcón magnífico para ser testigos de la grandeza del misterio de Cristo
y sobre todo para escucharlo, como nos dice la voz del Padre.
2.3 En la transfiguración se deja ver algo de la gloria de la Pascua y algo del horror
de la pasión. La gloria se hace visible en la luz que envuelve a nuestro Señor; la
pasión queda sugerida en las palabras del mismo Señor, que restringe a sus
discípulos mandándoles silencio hasta la hora de la luz grande, más allá de la
dolorosa muerte en el Calvario. Por eso es común la predicación de los Padres de la
Iglesia cuando afirman que con la gracia particular de este día Dios fortalecía a los
suyos para que pudieran soportar el escándalo de la Cruz.