“tome su cruz y sígame”
Mc 8:34-9-1
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
Lectio Divina
“¿De qué sirve?”
La misma pregunta aparece repetida en la Carta de Santiago y, después, en el evangelio.
Recojamos la pregunta con la que hoy nos apremia la Palabra y nos invita a considerar si nos
estamos comportando o no de modo que beneficie a nuestro verdadero interés. Sería trágico
darnos cuenta de que no hemos aprovechado el tiempo presente llevando a cabo en él todo lo
que vale para la eternidad. Sin embargo, ésta es la tentación que se repite: hacer las cosas a
medias. Tener, por ejemplo, la fe, pero no desarrollarla por completo en el orden concreto.
Seguir a Cristo, pero intentar salvar asimismo muchas otras cosas junto con él.
El evangelio de hoy nos recuerda que Jesús llama a la gente, nos llama precisamente a todos,
para confirmarnos que no se puede vivir el compromiso como discípulos medrosos. La fe está
viva cuando se concreta en obras; de otro modo, está muerta en nosotros, que estamos vivos
sólo en apariencia. En efecto, quien no es capaz de amar a Cristo y a los hermanos más que a
sí mismo, anteponiéndolos en cada instante a su propio egoísmo, se dará cuenta de que ha
pasado junto a la vida sin haberla degustado nunca y, al final, se dará cuenta de que no ha
conseguido salvar sus propios días.
Éstos, en efecto, se consumirán de manera inexorable antes de que él se haya decidido a
entrar en la fiesta del amor que ya ha comenzado.
ORACION
Concédenos, oh Dios, la sabiduría del corazón que nos permita comprender lo que nos ayuda
de verdad para la eternidad. Haz crecer en nosotros una fe sincera que se traduzca en obras
valientes para ayudar a nuestros hermanos. Concédenos una fe sólida que, en toda prueba,
nos guíe como luz a seguir a Jesús, tu Hijo, por su camino de humildad y de servicio, un
camino muy distinto de lo que el mundo aprecia. Haz que, como don del Espíritu, gustemos ya
desde ahora en nosotros la alegría de tu reino de amor en unidad con Cristo y con los santos.