Saber contemplar la gloria de Dios.
2012-02-18
Evangelio
Del santo Evangelio según san Marcos 9, 2-13
En aquel tiempo, Jesús tomó aparte a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos a
un monte alto y se transfiguró en su presencia. Sus vestiduras se pusieron
esplendorosamente blancas, con una blancura que nadie puede lograr sobre la
tierra. Después se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Entonces Pedro le dijo a Jesús: “Maestro, qué a gusto estamos aquí! Hagamos tres
chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. En realidad no sabía lo que
decía, porque estaban asustados.
Se formó entonces una nube, que los cubrió con su sombra, y de esta nube salió
una voz que decía: “Este es mi Hijo amado; escúchenlo”. En ese momento miraron
alrededor y no vieron a nadie sino a Jesús, que estaba solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó que no contaran a nadie lo que
habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos
guardaron esto en secreto, pero discutían entre sí qué querría decir eso de
“resucitar de entre los muertos”.
Le preguntaron a Jesús: “Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir
Elías?”. Él les contest: “Si fuera cierto que Elías tiene que venir primero y tiene
que poner todo en orden, entonces ¿cómo es que está escrito que el Hijo del
hombre tiene que padecer mucho y ser despreciado? Por lo demás, Yo les aseguro
que Elías ha venido ya y lo trataron a su antojo, como estaba escrito de él”. Palabra
del Señor.
Oración introductoria
Qué a gusto estoy contigo en oración, Señor y Padre mío. Pero qué fácil es que
convierta mi oración en un necio monlogo, en palabrería centrada en mí mismo…
Por eso te pido, humildemente, la luz y la fuerza de tu Espíritu Santo que pueden
transfigurar esta meditación en un auténtico momento de contemplación.
Petición
Señor, dame la gracia de tener una fuerte experiencia de tu presencia en este
oración.
Meditación
Saber contemplar la gloria de Dios.
«Según los sentidos, la luz del sol es la más intensa que se conoce en la naturaleza,
pero, según el espíritu, los discípulos vieron, por un breve tiempo, un esplendor
aún más intenso, el de la gloria divina de Jesús, que ilumina toda la historia de la
salvacin. San Máximo el Confesor afirma que “los vestidos que se habían vuelto
blancos llevaban el símbolo de las palabras de la Sagrada Escritura, que se volvían
claras, transparentes y luminosas” […] La Transfiguracin no es un cambio de
Jesús, sino que es la revelacin de su divinidad, “la íntima compenetracin de su
ser con Dios, que se convierte en luz pura. En su ser uno con el Padre, Jesús mismo
es Luz de Luz”. Pedro, Santiago y Juan, contemplando la divinidad del Seor, se
preparan para afrontar el escándalo de la cruz, como se canta en un antiguo
himno: “En el monte te transfiguraste y tus discípulos, en la medida de su
capacidad, contemplaron tu gloria, para que, viéndote crucificado, comprendieran
que tu pasión era voluntaria y anunciaran al mundo que tú eres verdaderamente el
esplendor del Padre”. Queridos amigos, participemos también nosotros de esta
visión y de este don sobrenatural, dando espacio a la oración y a la escucha de la
Palabra de Dios» (Benedicto XVI, 20 de marzo de 2011).
Reflexión apostólica
«Para hacer la experiencia del amor de Dios hay que fijar la mirada en el rostro de
Cristo, humano y divino a la vez, doliente y transfigurado, justo y misericordioso;
hay que contemplar ese rostro, que ilumina y sostiene los pasos de quien se acerca
a Él» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi , n. 30).
Propósito
Invocar a la Virgen María, para que me ayude a escuchar y seguir siempre al Señor
Jesús, hasta la pasión y la cruz, para participar también en su gloria.
Diálogo con Cristo
Jesús, gracias por invitarme a subir al monte alto de la oración, porque quieres
transfigurarte para que pueda comprender la grandeza de tu gloria y pueda así
convertirme en ese discípulo y misionero, que con tu gracia, acerca a otras
personas, especialmente de mi familia, a experimentar la luz de tu Palabra, el
consuelo de tu cercanía, lo maravilloso de tu amor.
Permite que salga de esta oración configurado contigo para revestir con tu amor
mis pensamientos, palabras y obras.
«Nadie podrá dar un paso en la virtud, en el apostolado, en la santidad, si no está
unido a Cristo. Él es la fuente de toda gracia, Él es la fuerza de nuestra debilidad, Él
es la alegría de nuestra vida»
( Cristo al centro, n. 2061).