EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Lucas 5,27-32.
Después Jesús salió y vio a un publicano llamado Leví, que estaba sentado junto a
la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme".
El, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.
Leví ofreció a Jesús un gran banquete en su casa. Había numerosos publicanos y
otras personas que estaban a la mesa con ellos.
Los fariseos y los escribas murmuraban y decían a los discípulos de Jesús: "¿Por
qué ustedes comen y beben con publicanos y pecadores?".
Pero Jesús tomó la palabra y les dijo: "No son los sanos los que tienen necesidad
del médico, sino los enfermos.
Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se
conviertan".
Comentario del Evangelio por
San Cirilo de Jerusalén (313-350), obispo de Jerusalén y doctor de la
Iglesia
Catequesis bautismales, n° 1
«Dejándolo todo, se levantó y le siguió»: la cuaresma conduce al bautismo
Sois ya discípulos de la nueva Alianza y partícipes de los misterios de Cristo,
ahora por vocación, pero dentro de poco también como un don: haceos un corazón
nuevo y un espíritu nuevo (Ez 18,31) para que se alegren los moradores del cielo.
Pues si, como dice el evangelio, «habrá alegría por un solo pecador que se
convierte»( Lc 15,7), ¿cuánto más no moverá a la alegría a los habitantes del cielo
la salvación de tantas almas?
Habiendo entrado por un camino ancho y hermoso, recorred cautelosamente
la senda de la piedad. Pues el unigénito Hijo de Dios está plenamente dispuesto
para vuestra redención y señala: «Venid todos los que estáis cansados y agobiados
y yo os aliviaré»( Mt 11,28). Los que lleváis el pernicioso vestido de vuestras
ofensas y estáis oprimidos por las cadenas de vuestros pecados, escuchad la voz
del profeta que dice: «Lavaos, purificaos, quitad de delante de mis ojos las
maldades de vuestra alma»( Is 1,16), de modo que os aclame el coro de los
ángeles: «Dichoso el que es perdonado de su culpa, y le queda cubierto su
pecado»( Sal. 31,1). Los que habéis encendido hace poco por primera vez las
lámparas de la fe, sostenedlas en las manos sin que se apaguen, para que aquel
que en otro tiempo abrió por la fe el paraíso al ladrón en este santísimo monte del
Gólgota (Lc 23,43) os conceda también a vosotros cantar el cántico nupcial.
Si alguno es ahora esclavo del pecado, prepárese mediante la fe para la
regeneración liberadora de la adopción filial. Y abandonada la funesta servidumbre
de los pecados, una vez dedicado al dulce servicio del Señor, será juzgado digno de
disfrutar la herencia del reino celestial. Desvestíos por medio de la confesión del
hombre viejo, que se corrompe por las concupiscencias del error, para revestiros
del hombre nuevo, que se renueva por el conocimiento de aquel que le creó.
Recibid por la fe las arras del Espíritu (2Co 5,5) para que podáis ser recibidos en las
moradas eternas. Acercaos (a recibir) el sello espiritual para que podáis ser
reconocidos favorablemente por vuestro dueño.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”