“Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán”
Mt 9, 14-15
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. “¿POR QUÉ TUS DISCÍPULOS NO AYUNAN, COMO LO HACEN LOS DISCÍPULOS
DE JUAN?
Los escribas y fariseos, se han hechos ellos mismo su mala fama y como siempre
acostumbran a dirigir palabras en las que se expresa el deseo de que alguien sufra algún
dao, es así como atacan ahora a Jesús directamente diciendo: “¿Por qué tus discípulos no
ayunan, como lo hacen los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos?”. El ayuno es
un elemento esencial de la vida piadosa de los judíos; éstos practican no sólo el ayuno, sino
también la oración (Lc 11,1), como les había enseñado Juan Bautista (Lc 11,1). Con esta
crítica ellos quieren presentar a los amigos de Jesús como discípulos permisivos, amigos
dados a comer, beber y a banquetear.
Jesús responde a este juicio sobre sus discípulos, recordándoles que, cuando se está de
boda, los rabinos no sólo eximían del ayuno a los amigos del novio, sino que éstos estaban
obligados a interrumpirlo. Es así como les pregunta y les contesta: "¿Acaso los amigos del
esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Es decir ¿pueden ayunar
cuando el esposo está con ellos? Es natural que no ayunen, mientras tienen consigo al
esposo. Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán."
El evangelista compara a Jesús con un novio, el tiempo presente con una fiesta de bodas, y
los discípulos con los invitados a la fiesta. En estas circunstancias el ayuno queda prohibido
y no hay lugar para la tristeza.
2. ¿ACASO LOS AMIGOS DEL ESPOSO PUEDEN ESTAR TRISTES MIENTRAS EL
ESPOSO ESTÁ CON ELLOS?
Jesús, se refiere a la costumbre de las bodas de aquel tiempo, donde un grupo especial de
amigos más íntimos tenían por misión mantener la alegría en aquellos actos de bodas,
estos eran sólo dos. Eran los más íntimos amigos del esposo; servían de intermediarios de
los cónyuges antes de la boda y atendían a todo en la fiesta. Jesús toma la imagen de un
festín de bodas. Los “hijos del esposo,” sus invitados, preferentemente sus íntimos, no
pueden entristecerse. Es la hora de la fiesta. El Talmud recomienda a los invitados en un
banquete de bodas, como un deber, el saber comportarse allí, tener una alegre expansión
festiva, y les dispensa incluso a este propsito de diversas obligaciones “legales”. Por eso,
mientras los discípulos están en esta fiesta y la boda es símbolo bíblico del
establecimiento del reino y de la salvación (Ap 19:7.9, etc.) , estos invitados predilectos a
la misma no pueden “entristecerse” (Mt), es decir, “ayunar” (Mc-Lc), puesto que el ayuno es
señal de penitencia y de luto.
3. “LLEGARÁ EL MOMENTO EN QUE EL ESPOSO LES SERÁ QUITADO, Y ENTONCES
AYUNARÁN”
Pero vendrán días en que el “Esposo” será “quitado”. El Esposo, Cristo, toma ahora un
carácter no sólo de comparación, sino de identificación. Anuncia su muerte. Es la profecía
de su muerte mesiánica. Cuando termine la fiesta de estos desposorios mesiánicos
temporales, que será breve, como lo sugiere su comparación con un banquete de bodas,
entonces será la hora de sus ayunos y tristezas.
En el Evangelio, Jesús con suficiente claridad nos hace ver que las leyes del Antiguo
Testamento, caducan con su venida para iniciar algo nuevo, un Nuevo Testamento, una
nueva Ley, una nueva vida. Todo esto requiere un nuevo espíritu, un cambio de mentalidad,
caen entonces las antiguas prescripciones y surge la nueva, le ley de amor.
4. “GOCÉMONOS, ALEGRÉMONOS Y DÉMOSLE GLORIA, PORQUE HAN LLEGADO
LAS BODAS DEL CORDERO” (Ap 19;7)
Con motivo de los ayunos supererogatorios que practicaban los discípulos del Bautista y de
los fariseos, acaso para acelerar la venida del Reino, practicados por la legislación farisea
dos veces en la semana, Cristo expone una importante doctrina. Sus discípulos no pueden
ayunar, porque se está en el período de las “bodas” mesiánicas. Es hora, pues, de alegría.
La “boda,” en lenguaje simblico oriental, es imagen de salvacin. “Gocémonos,
alegrémonos y démosle gloria, porque han llegado las bodas del Cordero, y su novia se ha
preparado”. (Ap 19:7).
Jesús, no condena las prácticas de los ayunos que se alegan. Pero sí el espíritu farisaico de
los mismos. La Nueva Ley tiene un nuevo espíritu. Sus discípulos, imbuidos en él, no están
sometidos ni han de copiar lo viejo. Que los dejen gozar del nuevo espíritu. Y si los fariseos
ayunaban también para acelerar la hora mesiánica, los discípulos de Cristo no han de
ayunar, sino gozarse con su presencia. Ayunarán luego, cuando el mesianismo, que no era
como el esperado por los fariseos, les quite la presencia sensible del Mesías y vengan a su
reino horas de dolor.
5. JESÚS HA VENIDO A TRAERNOS UNA VIDA NUEVA
Con Jesús se pone fin a un largo período de la historia del pueblo judío, representado por
los fariseos que se aferran a las viejas formas de una tradición basada en ayunos múltiples,
y se oponen a las nuevas formas del tiempo presente de la salvación, tiempo de alegría, de
amor y de fecundidad, representado por la imagen de una fiesta de bodas.
Jesús ha venido a traernos una vida nueva, vida de la gracia, y esa vida nos requiere como
hombres nuevos, con una nueva mentalidad, con nuevos criterios, con una nueva escala de
valores, ahora debemos ver las cosas de una manera distinta, y hacer un juicio renovado de
los acontecimientos. En efecto Jesús, ha venido a terminar con todo lo viejo y nos trae un
hombre con un nuevo sentido de la vida, con esperanzas nuevas.
6. UN CAMBIO PROFUNDO Y UN NUEVO SISTEMA DE VIDA
El hombre nuevo que se forma en Cristo, esto es un cambio profundo y un nuevo sistema
de vida. Pablo nos dice; “Así como Jesucristo resucito en la gloria del Padre, así también
nosotros vivamos una vida nueva” (Rom 6,4), o también como nos aclara cuando nos dice:
“El que vive en Cristo es una nueva criatura: lo antiguo ha desaparecido, un ser nuevo se
ha hecho presente” (2 Cor 5, 17).
La expresión la bodas, son para decir El Reino de Dios, y en el se ofrece un banquete con
un majar, es el mismo Cristo, por eso gozando del amor de Cristo, no podemos estar tristes,
no hay porque vivir apesadumbrados, porque el amor de Cristo es alegría, el amor de El, es
felicidad.
Gocémonos, amado, y vámonos a ver en tu hermosura al monte o al collado do mana el
agua pura; entremos más adentro en la espesura. (San Juan de la Cruz)
La Paz de Cristo Jesús viva en sus corazones