“todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá ”
Mt 7, 7-12:
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. PIDAN Y SE LES DARÁ
Jesús dijo a sus discípulos: Pidan y se les dará. Lo que nos propone es la necesidad de
orar para obtener favores del cielo, y a esta oración se garantiza su eficacia.
Jesús, utiliza algunos elementos comparativos con una cierta exageración, ¿Quién de
ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pez, le da una
serpiente? no hay relación alguna entre la petición y lo que no se le dará: son simples
hipérboles orientales de contraste. La conclusión de base es que ningún padre dará a sus
hijos, cuando le piden cosas buenas y necesarias, cosas malas. En el orden espiritual se
concluye igualmente que Dios no dará sino cosas “buenas” al que se las pida. Dios es
Padre, y, como tal, es sumamente bondadoso con sus hijos. No es un Dios enigmático ni
caprichoso, como otros dioses. Por eso Jesús dice; Si ustedes, que son malos, saben dar
cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre de ustedes que está en el Cielo dará cosas
buenas a aquellos que se las pidan!
2. MATEO, EXPONE LA NECESIDAD Y LA EFICACIA DE LA ORACIÓN.
Expuesto en forma “sapiencial,” no se trata de por qué en ocasiones no se recibe lo que se
pide. Se supone, además, en esta perspectiva religiosa, que no se pedirán cosas que
impidan la “incorporacin” al Reino, objeto de la gracia y del mensaje de Cristo.
Dice Jesús; Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en
esto consiste la Ley y los Profetas. El tema de este pasaje es llamado “regla de oro” de la
caridad desde el siglo XVII. La sentencia que prácticamente hará ver a los hombres cómo
deben amarlos, es hacer a los demás lo que quisiéramos que los otros nos hicieran a
nosotros. No consiste solamente en no hacer mal al prjimo, sino en “amar al prjimo como
a ti mismo” (Mc 12:31); y como norma práctica está esta sentencia. Es un toque en lo vivo
de la psicología humana. Con esta norma, ¡qué autenticidad en el amor, qué de recursos
para ejercitarla y qué perspectiva de extensión se abre a la caridad cristiana!
Jesús, a petición de los apóstoles, no enseñó como orar, ahora nos quiere dejar en claro
que no hay que ser pusilánime, esto es falto de ánimo o de valor para soportar las penas, y
no se debe ser negligente y descuidado con la oraciones y que si no somos oídos a la
primera o la segunda, no dejemos de orar. En otras palabras, es bueno tener paciencia en
las oraciones.
3. “EL QUE BUSCA ENCUENTRA”.
¿Cuánto debemos orar?, ¿a que hora debemos orar?, ¿por quien debemos orar?, en
cuanto caemos en el error o cuanto mas pecamos, es cuanto mas necesitamos de la
oración. Levantaos y orad para que no caigáis en tentación. (Lucas 22, 46). Así es como
Jesús, nos exhorta y nos estimula en extremo a orar, a buscar, a pedir y a llamar, hasta que
recibamos lo que pedimos. Jesús insiste pidan y se les dará, esto tiene fuerza de
cumplimiento, porque todo lo que viene de Dios se hace. Luego haciéndonos ver la
pequeez inexcusable de nuestra fe, nos aade; “el que busca encuentra”. Las cosas que
se buscan exigen mucho cuidado, principalmente lo que está en Dios, porque son muchas
las cosas que dificultan nuestros sentidos. Con el mismo entusiasmo que ponemos al
buscar cosas perdidas así debemos buscar a Dios, es decir con ganas de encontrarlo.
4. “AL QUE LLAMA SE LE ABRIRÁ”
Manifestemos también que aunque no se abra la puerta inmediatamente, debemos esperar,
por esto aade: “al que llama se le abrirá”. Porque si continuamos pidiendo, recibiremos sin
duda. Por esto está cerrada la puerta, para obligarnos a que llamemos; por ello no contesta
afirmativamente en seguida, para que pidamos encarecidamente. El Señor no nos invitaría
tanto a que pidiésemos si no quisiera darnos, porque más quiere dar el Señor, que nosotros
recibir.
Algunos se preguntarán ¿por qué muchos que oran no son oídos? A ellos debemos
contestarles que todo aquel que llega a pedir con recta intención, (seamos derecho en
pedir), no omitiendo nada de lo que pueda contribuir a obtener lo que pide, recibirá sin duda
lo que ha pedido en su ruego. Pero si alguno separa su intención del ruego justo, esto es,
no pide como corresponde o debe y entonces puede decirse que no pide.
Santiago escribe: “No tenéis porque no pedís, y si pedís, no recibís porque pedís mal, para
dar satisfaccin a vuestras pasiones” (Sant 4:3).
En todo caso si pedimos, y creemos que no hemos recibido, todo lo que hemos ofrecido al
Señor nunca estará demás.
5. ¿QUIÉN DE USTEDES, CUANDO SU HIJO LE PIDE PAN, LE DA UNA PIEDRA?
Dios sabe lo que necesitamos, y nos concede lo que El sabe que es bueno para nosotros.
Algunas veces pedimos cosas que son inalcanzables, o cosas extrañas movido por
ilusiones que se nos ocurren, por ejemplo que nos ayude a ganar la lotería, cuando
pedimos a Dios algo semejante, nunca lo alcanzaremos.
En otras palabras, cuando nuestro hijo nos pide pan se lo concedemos con gusto, porque
pide un alimento conveniente; pero cuando por falta de inteligencia nos pide una piedra
para comer, no solamente no se la damos, sino que se lo prohibimos, porque es perjudicial
hasta el deseo de ella. Este es el sentido del evangelio, porque si entre nosotros un hijo nos
pide pan ¿le daríamos acaso una piedra? En el mismo sentido debemos entender lo de la
serpiente y del pez, cuando dice: ¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una
piedra? ¿O si le pide un pez, le da una serpiente?”
Dios no solamente nos concederá lo que le pidamos, va más allá, y se nos da así mismo,
nos da su propio Don, que es el Don de su divino Espíritu.
La Paz de Cristo Jesús viva en sus corazones