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Día litúrgico: Domingo III (B) de Cuaresma
Texto del Evangelio ( Jn 2,13-25): Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús
subió a Jerusalén. Y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y
palomas, y a los cambistas en sus puestos. Haciendo un látigo con cuerdas, echó a
todos fuera del Templo () y dijo (): Quitad esto de aquí. No hagáis de la Casa
de mi Padre una casa de mercado». Sus discípulos se acordaron de que estaba
escrito: El celo por tu Casa me devorará. Los judíos entonces le replicaron
diciéndole: «Qué señal nos muestras para obrar así?». Jesús les respondió:
Destruid este Santuario y en tres días lo levantaré ().
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
Jesús purifica el Templo
Hoy, teniendo la Pasión a la vista, contemplamos a Jesús expulsando
enérgicamente a los mercaderes que ocupaban el "atrio de los gentiles" del Templo.
Jesucristo atacaba la normativa en vigor dispuesta por la aristocracia del Templo,
pero no violaba la Ley y los Profetas. Contra una praxis profundamente corrupta
que se había convertido en "derecho" (se permitía el comercio en el lugar de
oración reservado para los gentiles), Jesús reivindicaba el verdadero derecho divino
de Israel.
Cristo removía aquello que era contrario a la adoración común de Dios, despejando
el espacio para la adoración de todos. De hecho, no intervino la policía del Templo y
las autoridades se limitaron a pedirle una "señal" que le legitimara para ello.
"Destruid este templo y yo en tres días lo levantaré" fue su respuesta: su "señal" es
la cruz y la resurrección.
—La cruz y la resurrección lo legitiman como Aquel que establece el culto
verdadero. Jesús se justifica a través de su Pasión: éste es el signo de Jonás, que Él
ofrece a Israel y al mundo.
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