EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Lucas 18,9-14.
Y refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, dijo
también esta parábola:
"Dos hombres subieron al Templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano.
El fariseo, de pie, oraba así: 'Dios mío, te doy gracias porque no soy como los
demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese
publicano.
Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas'.
En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a
levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: '¡Dios mío, ten
piedad de mí, que soy un pecador!'.
Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque
todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado".
comentario del Evangelio por
Juan Taulero (v. 1300-1361), dominico en Strasburgo
Sermón 48, Para el domingo 11 después de la Trinidad
"Dos hombres subieron al Templo a orar"
Estos dos hombres subieron al Templo. El Templo, es el más profundo interior
del alma, en el cual la Trinidad santa vive gozosamente, obra tan noble, donde
depositó generosamente todo su tesoro, donde tiene su complacencia y su felicidad,
gozando de su noble imagen y semejanza (Gn 1,26). Nadie puede suprimir la
nobleza y la alta dignidad de este templo; es allí dónde se debe entrar para orar. Y
para que la oración este bien hecha deben haber allí dos hombres que suben..., el
hombre exterior y el hombre interior.
La oración que hace el hombre exterior sin el hombre interior no sirve de gran
cosa, incluso de nada en absoluto. Para avanzar realmente en el camino de la
oración verdadera y bien hecha, no hay nada más seguro, más grande y más útil
que el precioso Cuerpo Eucarístico de Nuestro Señor Jesucristo... Queridos hijos,
debéis estar extraordinariamente agradecidos, porque esta gracia se os concede
con más frecuencia que antes y debéis usarla más que otros auxilios...
Uno de los dos hombres era Fariseo, y el Evangelio nos dice lo que hizo. El
otro era un publicano, se quedó alejado, no se atrevía a levantar los ojos hacia el
cielo y decía: "Señor, ten piedad de mí, pobre pecador"; para éste su oración acabó
satisfactoriamente. En verdad, yo querría actuar como lo hizo el publicano y
considerar continuamente mi nada. Este será el camino más noble y más útil que se
pueda seguir. Este camino lleva siempre y sin intermediario al hombre hacia Dios,
porque dónde Dios viene con su misericordia, viene con todo su ser, es él mismo el
que viene.
Entonces, ocurre que los mismos sentimientos de este publicano se apoderan
del corazón de ciertas personas, que conscientes de sus pecados, se alejan de Dios
y el Santísimo Sacramento, diciendo que no son dignos de acercarse. No, queridos
hijos, por el contrario, debéis acudir voluntariamente con más frecuencia a la
comunión, con el fin de ser perdonados de vuestras faltas y decir: "Ven, Señor, ven
aprisa, antes de que mi alma perezca en el pecado; es necesario que vengas
pronto, antes de que perezca completamente" (cf Jn 4,49).
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”