CUARTO CUARESMA. TIEMPO ORDINARIO. CICLO B.
Jn. 3, 14-21.
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:-
«Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser
elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida
eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no
perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna.
Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para
que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no
cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de
Dios.
El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres
prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el
que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no
verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca
a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.»
CUENTO: CIEGO DE VERDAD
Había una vez un hombre cuyo único pensamiento era tener oro, hacerse
con todo el oro posible del mundo. Era un pensamiento obsesivo que le roía
el cerebro y el corazón. No era capaz de pensar en otra cosa, ni de concebir
ningún otro pensamiento, desear o querer ninguna otra cosa que no fuera el
oro.
Cuando paseaba por las calles de la ciudad contemplando escaparates, sólo
veía las joyerías o platerías. No se daba cuenta ni de la gente que pasaba ni
tenía ojos para contemplar las obras de arte, el cielo azul o la maravilla de
los jardines en primavera. Sólo veía oro, oro, oro.
Un día no pudo resistir más: entró corriendo en una joyería y empezó a
llenarse los bolsillos de collares, perlas, pulseras, sortijas y prendedores de
oro.
Naturalmente, cuando se disponía a salir del comercio fue detenido en el
acto por los vigilantes del negocio. Los policías le preguntaron:
- Pero, ¿cómo podrías pensar que te ibas a salir con la tuya y escapar sí por
las buenas con todo el botín? La tienda estaba llena de gente y los
vigilantes te estaban observando.
- ¿Posible? – dijo el hombre sorprendido – No tenía ni la más mínima idea
de que había gente en la tienda. Yo sólo veía el oro.
ENSEÑANZA PARA LA VIDA:
Hoy está muy de moda lo de cuidar la salud, especialmente la corporal.
Apenas se da importancia a los males espirituales, al menos en nuestras
sociedades materialistas y del bienestar. Se acude a todo tipo de
curanderos mediáticos o a clínicas que son la panacea de un renacimiento
de eterna juventud. ¡Qué importan las arrugas del alma, a quién le
importan! Esos males no son un negocio ni un producto de consumo. La
vida se mira de tejas para abajo. Vivir el presente a tope, esa es la máxima.
Qué nos importa la vida eterna, algo que ni sabemos si existe.
Y sin embargo este domingo cuarto de cuaresma resuena la Palabra de Dios
para recordarnos que sólo Cristo tiene vida eterna, que sólo en El hay
salvación, hay curación definitiva, felicidad total. Que de nosotros, de cada
uno, depende experimentar esa vida plena, esa luz que da claridad y calor.
¿Cómo anunciar esto a nuestra sociedad de hoy, ciega por las luces del
espectáculo mediático de las estrellas famosas y de la manipulación
televisiva e informativa? No es fácil. Estoy convencido de que sólo el
testimonio vivo y acogedor de los cristianos puede lograr hoy llamar la
atención y hacer volver la mirada. Hay demasiados prejuicios y reticencias a
la institución eclesiástica, que para muchos se ha hecho opaca al verdadero
mensaje del Evangelio. El mundo y la Iglesia necesitan cristianos
convertidos y convencidos, que hayan experimentado en sus vidas que
Cristo es la Luz de verdad, que hayan sentido que Jesús es el Médico que
sana, salva y libera, que hayan vivido la experiencia gozosa de ese Padre
Dios que nos ama, que no quiere que nadie se condene, que quiere que
todos se salven.
El cristiano, los cristianos, la Iglesia, nosotros debemos ser espacio
acogedor, no condenador. Debemos dejar de ser la religión del NO, y ser el
Evangelio de la Buena Noticia, el MENSAJE DE SÍ: sí a la vida, sí al amor, sí
a la felicidad, sí ala placer sexual, sí a la paz, sí a la solidaridad con los
pobres, sí a todo lo bueno y noble que hay en nuestro mundo, sí a todo
aquello que haga al ser humano mejor. También habrá que denunciar el
mal, la injusticia, las tinieblas, pero no desde luego lo primero y más
importante. Dios quiere que todos se salven, Dios quiere que todos seamos
felices. Ése es ele mensaje primordial.
Buena tarea para esta Cuaresma: seguir creciendo en el conocimiento y
amor a Jesús, ponerlo más cerca del centro de nuestra vida, gozarnos con
la certeza de que Dios es Amor y quiere nuestra felicidad, transparentar en
nuestra vida la alegría se sabernos amados por Dios y por tanto solidarios
con sus hijos más necesitados. Quizá esto no haga que seamos más
numerosos o más relevantes socialmente, pero seremos más auténticos, y
lo auténtico sigue atrayendo a nuestros hermanos y hermanas los hombres
y mujeres de nuestro tiempo. Y también a los jóvenes que, aunque sean
muy críticos con la Iglesia-Institución, siguen admirando a quienes dan
ejemplo de fe y amor verdaderos. Si queremos que la gente que nos rodea
mire a esa “serpiente-cruz” que es Cristo, que se sienta atraída por ese
Crucificado-Resucitado, que sienta necesidad de ser sanada, amada en
plenitud, sólo será posible si nuestro testimonio de vida de fe se hace visible
en una vida que refleje el verdadero amor, que no es otro que el Amor de
Dios manifestado en Cristo. De nosotros depende mucho que la Luz siga
brillando en las tinieblas de nuestro mundo. Sólo si nosotros hacemos una
apuesta radical de vida por la Luz y las obras de la Luz, que son fe, amor,
solidaridad, justicia, alegría y perdón, sólo así sentirán los hombres de
nuestro mundo curiosidad y deseo de acercarse a esa Luz. Nuestra misión
es dura: decir a los hombres y mujeres de nuestro tiempo que lo que viven
no es la auténtica Felicidad, que van ciegos por la vida fijándose y
valorando lo que es vacío y caduco, que algo más que contemplar en la
vida, como nos dice el cuento, la bondad, la amistad, la familia, la fe, los
que nos necesitan, y que esa Felicidad está sólo en Cristo y en el Evangelio
del Amor.. Quizá nos rechazarán, no nos harán caso, incluso puede que nos
persigan. Pero debemos seguir insistiendo para nuestros contemporáneos
abran sus ojos a la verdadera Luz. ¡FELIZ Y LUMINOSA CUARTA SEMANA
DE CUARESMA!,