Tiempo y Eternidad
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José Manuel Otaolaurruchi, L.C.
Palancas humanas y celestiales
Las relaciones humanas te abren o te cierran puertas. Se eligen clubes deportivos, colegios,
academias costosas para ganar amigos con estatus. En no pocas ocasiones el precio que se
paga es demasiado alto, incluso hay quien empeña sus principios éticos con tal de alcanzar
un ambiente que prometa prestigio. Balzac lo narra magistralmente en El tío Goriot.
El evangelio nos presenta a un grupo de griegos que quieren hablar con Jesús, pero como
no tenían quién los recomendara, recurren a Felipe. Las palancas sirven para facilitar
oportunidades en el ámbito social, político y hasta familiar. Si nos resulta tan clara la
dinámica de las palancas humanas, nos debe resultar igualmente fácil entender las palancas
celestiales. Gracias a la comunión de los santos, en Cristo, encontramos relación entre la
iglesia triunfante, la iglesia purgante y la iglesia militante.
Sólidamente fundados en esta verdad, nosotros acudimos a los santos para que intercedan
por nosotros ante Dios. Los santos son como los buenos amigos a los que Dios concede
aquello que le piden. Santo Domingo, cuando estaba en su lecho de muerte le dijo a los
suyos: “No lloréis, os seré más útil después de mi muerte y os ayudaré más eficazmente que
durante mi vida”.
Y entre todos los santos del cielo sobresale por su poder intercesor la santísima Virgen
María. Francesco Bamonte en su libro La Virgen María y el diablo en los exorcismos, nos
dice que el poder de la Madre de Dios sobre los malos espíritus es total. Es la única criatura
a la cual no les está permitido ofender. No hay ninguna criatura que pueda comprender su
grandeza y su bondad. Ella es más poderosa que todos los santos y todos los ángeles del
cielo. Una sola sonrisa que ella ofrece a la Trinidad, es más grata a Dios que todas las
plegarias de los mortales.
La comunión de los santos es lo que une al cielo con la tierra. Dios es el único que concede
los favores, pero podemos acudir a los santos para que por el aprecio que Dios les tiene, nos
conceda un beneficio. Termino refiriendo el comentario de un sacerdote que imparte cursos
sobre exorcismos en Roma. Me dijo que dentro del rito de liberación, cuando se invoca el
nombre del beato Juan Pablo II los demonios se estremecen y aúllan porque no lo soportan.
Y el Card. Stanislaw, ex secretario del Papa Polaco le respondió a una señora que pedía
oraciones por una intención especial, que se lo pidiera a Dios a través de Juan Pablo II pues
está realizando muchos milagros.
Cuesta conseguir las palancas humanas, pero las espirituales te las puedes buscar. Basta
querer y probar, que sí funcionan. twitter.com/jmotaolaurruchi