"He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra"
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
Lc 1, 26-38
Lectio Divina
«HÁGASE SEGÚN TU PALABRA»,
La perícopa lucana resuena en la inmensa mayoría de las liturgias marianas. Su puesto óptimo
es precisamente la liturgia de la anunciación. Esta palabra parece un tanto desusada, y la
liturgia la conserva tal vez para acentuar la aureola de solemnidad y misterio de un
acontecimiento ciertamente único, irrepetible en su sustancia, insólito.
Concentremos nuestra atención en las dos últimas lecturas, que se aproximan en un estupendo
paralelismo. En la Carta a los Hebreos, el hagiógrafo requiere o interpreta el anuncio de Cristo;
en Lucas, el evangelista narra el anuncio a María. Cristo toma la iniciativa de declarar su propia
intención; María recibe una palabra que viene de fuera de ella y está repleta de las peticiones
de Otro. El paralelismo se transforma en coincidencia en la explicitación de la disponibilidad de
ambos para cumplir la voluntad divina; disponibilidad separada por la calidad y la cantidad de
conciencia, pero convergente en la finalidad de la obediencia total al proyecto de Dios.
La actitud obediencial aproxima ulteriormente a la madre y al hijo, María «anunciada» y
Jesucristo «anunciado»: ambos pronuncian un «aquí estoy»; ambos se expresan con casi
idénticas palabras: «Hágase según tu palabra», «vengo para hacer tu voluntad»; ambos entran
en la fisonomía de «sierva» y de «siervo» del Señor. Esta sintonía anima a todo discípulo a la
disponibilidad en el servir a la Palabra de Dios, porque el Hijo mismo de Dios es siervo y
porque la Madre de Dios es sierva, y ambos lo son de una Palabra que salva a quien la sirve y
que produce salvación.
ORACION
¡Salve, santa María, humilde sierva del Señor, gloriosa madre de Cristo!
Virgen fiel, seno sagrado del Verbo, enséñanos a ser dóciles a la voz del Espíritu; a vivir en la
escucha de la Palabra, atentos a sus llamadas en lo secreto del corazón, vigilando sus
manifestaciones en la vida de los hermanos, en los acontecimientos de la historia, en el gemido
y en el júbilo de la creación.
Virgen de la escucha, criatura orante, acoge la oración de tus siervos.