EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Juan 20,1-9.
El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María
Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada.
Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les
dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto".
Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro.
Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y
llegó antes.
Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró.
Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro: vio las vendas en
el suelo,
y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas,
sino enrollado en un lugar aparte.
Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y
creyó.
Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, él debía resucitar de entre
los muertos.
Comentario del Evangelio por
Beato Guerrico de Igny (hacia 1080-1157), abad cisterciense
Sermón 1 para el día de la resurrección; PL 185ª, 143-144
«¿Por qué buscáis entre los muertos el que está vivo?» (Lc 24,5)
Para mí, hermanos, «la vida es Cristo y morir significa una ganancia» (Flp
1,21) Me voy, pues, a Galilea, a la montaña que Jesús nos ha indicado (Mt
28,10.16). Lo veré y lo adoraré para no morir ya más, porque todo aquel que ve al
Hijo del Hombre y cree en él tiene la vida eterna, «aunque haya muerto, vivirá.»
(Jn 11,25)
Hoy, hermanos, ¿cuál es el testimonio de la alegría que colma vuestro corazón
por el amor de Cristo? Si alguna vez habéis experimentado el amor a Jesús, vivo o
muerto, resucitado: hoy cuando los mensajeros proclaman su resurrección en la
Iglesia, vuestro corazón exulta y exclama: «Me han traído esta buena noticia:
Jesús, mi Dios, vive. Al escuchar estas palabras, mi corazón que estaba hundido en
la pena y en el desánimo, languideciendo de tibieza y cobardía, ha recobrado
ánimo.» Hoy, la suave música de este gozoso mensaje reanima a los pecadores que
estaban hundidos en la muerte. Sin este mensaje no habría más salida que
desesperar y enterrar en el olvido a aquellos que Jesús, saliendo de los infiernos,
habría dejado en el abismo.
Comprobarás que tu espíritu ha recobrado la vida en Cristo, si dices: «Si
Jesús vive, esto me basta. Si él vive, yo vivo en él, mi vida depende de él. El es mi
vida, él es mi todo. ¿qué me puede faltar si Jesús vive? Mejor aún: que todo lo
demás me falte, no me importa, si sé que Jesús vive.»
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”