Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Ciclo B, Vigilia Pascual
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Los israelitas en medio del mar a pie enjuto * Envía tu
espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra. * Cristo, una vez resucitado de entre
los muertos, ya no muere más * Jesús Nazareno, el crucificado, ha resucitado
Textos para este día:
Éxodo 14, 15-15, 1::
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: "¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los
israelitas que se pongan en marcha. Y tú, alza tu cayado, extiende tu mano sobre el
mar y divídelo, para que los israelitas entren en medio del mar a pie enjuto. Que yo
voy a endurecer el corazón de los egipcios para que los persigan, y me cubriré de
gloria a costa del Faraón y de todo su ejército, de sus carros y de los guerreros.
Sabrán los egipcios que yo soy el Señor, cuando me haya cubierto de gloria a costa
del Faraón, de sus carros y de sus guerreros."
Se puso en marcha el ángel del Señor, que iba al frente del ejército de Israel, y
pasó a retaguardia. También la columna de nube de delante se desplazó de allí y se
colocó detrás, poniéndose entre el campamento de los egipcios y el campamento de
los israelitas. La nube era tenebrosa, y transcurrió toda la noche sin que los
ejércitos pudieran trabar contacto. Moisés extendió su mano sobre el mar, y el
Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del este, que secó el mar,
y se dividieron las aguas. Los israelitas entraron en medio del mar a pie enjuto,
mientras que las aguas formaban muralla a derecha e izquierda. Los egipcios se
lanzaron en su persecución, entrando tras ellos, en medio del mar, todos los
caballos del Faraón y los carros con sus guerreros.
Mientras velaban al amanecer, miró el Señor al campamento egipcio, desde la
columna de fuego y nube, y sembró el pánico en el campamento egipcio. Trabó las
ruedas de sus carros y las hizo avanzar pesadamente.
Y dijo Egipto: "Huyamos de Israel, porque el Señor lucha en su favor contra
Egipto."
Dijo el Señor a Moisés: "Extiende tu mano sobre el mar, y vuelvan las aguas sobre
los egipcios, sus carros y sus jinetes."
Y extendió Moisés su mano sobre el mar; y al amanecer volvía el mar a su curso de
siempre. Los egipcios, huyendo, iban a su encuentro, y el Señor derribó a los
egipcios en medio del mar.
Y volvieron las aguas y cubrieron los carros, los jinetes y todo el ejército del
Faraón, que lo había seguido por el mar. Ni uno solo se salvó.
Pero los hijos de Israel caminaban por lo seco en medio del mar; las aguas les
hacían de muralla a derecha e izquierda.
Aquel día salvó el Señor a Israel de las manos de Egipto. Israel vio a los egipcios
muertos, en la orilla del mar. Israel vio la mano grande del Señor obrando contra
los egipcios, y el pueblo temió al Señor, y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo.
Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron este canto al Señor:
Salmo 103.:
Bendice, alma mía, al Señor; ¡Dios mío, qué grande eres! Te vistes de belleza y
majestad, la luz te envuelve como un manto. R.
Asentaste la tierra sobre sus cimientos, y no vacilará jamás; la cubriste con el
manto del océano, y las aguas se posaron sobre las montañas. R.
De los manantiales sacas los ríos, para que fluyan entre los montes; junto a ellos
habitan las aves del cielo, y entre las frondas se oye su canto. R.
Desde tu morada riegas los montes, y la tierra se sacia de tu acción fecunda; haces
brotar hierba para los ganados, y forraje para los que sirven al hombre. R.
Cuántas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con sabiduría; la tierra está llena
de tus criaturas. ¡Bendice, alma mía, al Señor! R.
Romanos 6, 3-11:
Hermanos: Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo fuimos incorporados
a su muerte.
Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, así como Cristo
fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros
andemos en una vida nueva.
Porque, si nuestra existencia está unida a él en una muerte como la suya, lo estará
también en una resurrección como la suya.
Comprendamos que nuestra vieja condición ha sido crucificada con Cristo,
quedando destruida nuestra personalidad de pecadores, y nosotros libres de la
esclavitud al pecado; porque el que muere ha quedado absuelto del pecado.
Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues
sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la
muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de
una vez para siempre; y su vivir es un vivir para Dios.
Lo mismo vosotros, consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo
Jesús.
Marcos 16,1-7:
Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago, y Salomé compraron
aromas para ir a embalsamar a Jesús. Y muy temprano, el primer día de la semana,
al salir el sol, fueron al sepulcro. Y se decían unas a otras: "¿Quién nos correrá la
piedra de la entrada del sepulcro?" Al mirar, vieron que la piedra estaba corrida, y
eso que era muy grande. Entraron en el sepulcro y vieron a un joven sentado a la
derecha, vestido de blanco. Y se asustaron. Él les dijo: "No os asustéis. ¿Buscáis a
Jesús el Nazareno, el crucificado? No está aquí. Ha resucitado. Mirad el sitio donde
lo pusieron. Ahora id a decir a sus discípulos y a Pedro: Él va por delante de
vosotros a Galilea. Allí lo veréis, como os dijo."
Homilía
Temas de las lecturas: Los israelitas en medio del mar a pie enjuto * Envía tu
espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra. * Cristo, una vez resucitado de entre
los muertos, ya no muere más * Jesús Nazareno, el crucificado, ha resucitado
1. La fiesta por excelencia
1.1 No hay noche como esta noche, en que cielo y tierra prorrumpen en cantos de
júbilo para proclamar la victoria de Jesucristo sobre los poderes del pecado, del
demonio y de la muerte. No hay noche como esta noche en que la Casa del Padre
se llena de luz y un gozo inefable sirve de música para los ángeles y los hombres
redimidos a precio del sacrificio de Cristo en la Cruz.
1.2 Por eso canta el pregón de la Pascua: "Alégrense por fin los coros de los
ángeles, alégrense las jerarquías del cielo, y, por la victoria de Rey tan poderoso,
que las trompetas anuncien la salvación. Goce también la tierra, inundada de tanta
claridad, y que, radiante con el fulgor del Rey eterno, se sienta libre de la tiniebla
que cubría el orbe eterno. Alégrese también nuestra madre la Iglesia, revestida de
luz tan brillante; resuene este templo con las aclamaciones del pueblo."
2. "¡Esta es la noche!"
2.1 La Vigilia Pascual recuerda en la serie sustanciosa de sus lecturas el camino que
Dios ha hecho con su pueblo. Dos palabras pueden resumir bien esa historia de
amor y salvación que hace posible nuestro cántico hoy: providencia y compasión. Y
por eso en esta vigilia santa recordamos todo cuanto el señor ha hecho y lo
agradecemos a nombre de todos los hombres, como canta el pregón de la Pascua.
2.2 "Estas son las fiestas de Pascua, en las que se inmola el verdadero Cordero,
cuya sangre consagra las puertas de los fieles. Esta es la noche en que sacaste de
Egipto a los israelitas, nuestros padres, y los hiciste pasar a pie el mar Rojo. Esta es
la noche en que la columna de fuego esclareció las tinieblas del pecado. Esta es la
noche en la que, los que creen en Cristo por toda la tierra, son arrancados de los
vicios del mundo y de la oscuridad del pecado, son restituidos a la gracia y son
agregados a los santos".
3. Noche de misericordia
3.1 Todo brilla en esta noche, hecha de pura luz. Pero sobre todo brilla esa palabra
que es como el centro del mensaje del Nuevo Testamento: GRACIA. Es regalo, es
don, es indecible misericordia que Aquel a quien arrojamos con odio de nuestra
tierra ahora se levante, todo amor, para brindar la paz, para traer el perdón, para
anunciar la redención. Así lo recuerda el pregón de la Pascua.
3.2 "¿De qué nos serviría haber nacido si no hubiéramos sido rescatados? ¡Qué
asombroso beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incomparable ternura y
caridad! ¡Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo! Necesario fue el pecado de
Adán, que ha sido borrado por la muerte de Cristo. ¡Feliz la culpa que mereció tal
redentor!"
4. No Temas
4.1 El evangelio que en esta vigilia escuchamos pertenece a san Mateo, que nos ha
acompañado y nos seguirá acompañando durante este año.
4.2 La expresión que se repite es una invitación a dejar atrás el miedo. ¿Qué
miedos? Hay una primera respuesta: "No temas al enemigo ya vencido. No temas a
los que Cristo ya derrotó." Esos que ya han sido vencidos son el demonio, la
mentira del mundo, la fuerza del pecado, el imperio de la muerte: ya no los temas
más.
4.3 Otra respuesta. Ahora bien, las mujeres sintieron temor al encuentro con la
gloria divina reflejada en el personaje celestial. Ese temor es como un
reconocimiento de la distancia que nos separa del infinitamente puro, el
infinitamente bueno, el infinitamente veraz y santo. La invitación del ángel sería
entonces la declaración de que esa distancia ha quedado vencida por la Pascua.