"Ha resucitado de entre los muertos, e irá antes que ustedes a Galilea”
Mt 28, 1-10
Comentario y estudio del Evangelio
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
Lectio Divina
SÁBADO SANTO
Sábado Santo: día de la sepultura de Dios. ¿No es acaso, de forma impresionante, nuestro
día? ¿No comienza nuestro siglo a ser un gran Sábado Santo, día de la ausencia de Dios en el
que incluso los discípulos experimentan un vacío que aletea en el corazón, que se extiende
cada vez más, y por esta razón se preparan llenos de vergüenza y angustia a volver a casa y
se encaminan sombríos y apesadumbrados en su desesperación hacia Emaús, sin darse
cuenta de que aquel que creían muerto está en medio de ellos?
"Descenso al infierno" -esta confesión del Sábado Santo- significa que Cristo ha sobrepasado
la puerta de la soledad, que ha tocado el fondo inalcanzable e insuperable de nuestra condición
de soledad. Significa que aun en la noche externa, no franqueada por palabra alguna, en la que
todos somos como niños expulsados, llorando, se oye una voz que nos llama, una mano que
nos coge y nos guía. La soledad insuperable del hombre ha sido superada desde el momento
en que él ha pasado por esta soledad. El infierno ha sido vencido desde que el amor ha
entrado en la región de la muerte y la "tierra de nadie" de la soledad ha sido habitada por él (J.
Ratzinger y W. Congdon, “Sabato della storia”, Milano 1998, 43-46, passim).
ORACION
Padre nuestro, que estás en los cielos y nos miras a nosotros, pequeñas criaturas de la tierra,
reaviva nuestra fe y nuestra esperanza ante el misterio de la muerte.
También tú, junto con tu Hijo, has querido experimentar el gélido silencio del sepulcro. También
tú, que eres el eterno Viviente, has querido por amor y compasión ser como una semilla
enterrada en la tierra. Por tu desconcertante humildad y empatía, concédenos la gracia de
saber aceptar con entereza y serenidad la ley natural de la muerte como paso a la vida
resucitada (Del Vía Crucis del Padre, Isola S. Giulio 1999).