Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Octava de Pascua,
Martes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Convertíos y bautizaos todos en nombre de
Jesucristo * La misericordia del Señor llena la tierra. * He visto al Señor
Textos para este día:
Hechos 2,36-41:
El día de Pentecostés, decía Pedro a los judíos: "Todo Israel esté cierto de que al
mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y
Mesías." Estas palabras les traspasaron el corazón, y preguntaron a Pedro y a los
demás apóstoles: "¿Qué tenemos que hacer, hermanos?" Pedro les contestó:
"Convertíos y bautizaos todos en nombre de Jesucristo para que se os perdonen los
pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para
vosotros y para vuestros hijos y, además, para todos los que llame el Señor, Dios
nuestro, aunque estén lejos."
Con estas y otras muchas razones les urgía, y los exhortaba diciendo: "Escapad de
esta generación perversa." Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel
día se les agregaron unos tres mil.
Salmo 32:
La palabra del Señor es sincera, / y todas sus acciones son leales; / él ama la
justicia y el derecho, / y su misericordia llena la tierra. R.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, / en los que esperan en su
misericordia, / para librar sus vidas de la muerte / y reanimarlos en tiempo de
hambre. R.
Nosotros aguardamos al Señor: / él es nuestro auxilio y escudo. / Que tu
misericordia, Señor, venga sobre nosotros, / como lo esperamos de ti. R.
Juan 20,11-18:
En aquel tiempo, fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba,
se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la
cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le
preguntan: "Mujer, ¿por qué lloras?" Ella les contesta: "Porque se han llevado a mi
Señor y no sé dónde lo han puesto." Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de
pie, pero no sabia que era Jesús. Jesús le dice: "Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién
buscas?" Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: "Señor, si tú te lo has
llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré." Jesús le dice: "¡María!" Ella se
vuelve y le dice: "¡Rabboni!", que significa: "¡Maestro!" Jesús le dice: "Suéltame,
que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre
mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro."" María Magdalena fue y anunció a
los discípulos: "He visto al Señor y ha dicho esto."
Homilía para leer
Temas de las lecturas: Convertíos y bautizaos todos en nombre de Jesucristo *
La misericordia del Señor llena la tierra. * He visto al Señor
1. Desquite santo
1.1 Nosotros traspasamos el corazón de Cristo; ahora, resucitado de entre los
muertos, toma "desquite" traspasando nuestro corazón con la palabra enardecida
de sus santos apóstoles y predicadores.
1.2 Es lo que presenciamos en la primera lectura de hoy. La divina eficacia del
testimonio de Pedro, ungido con el Espíritu Santo, se traduce en una pregunta que
ya tiene el apremio del amor que sólo da el cielo: "¿Qué tenemos que hacer,
hermanos". ¡Momento glorioso, triunfo bellísimo, fuerza incomparable! ¿Hay algo
más hermoso que saber que Cristo ha resucitado del sepulcro? Sí lo hay: saber que
con su resurrección ha derramado gracias infinitas sobre el mundo y que tras de él
vamos todos por misericordia y en razón de la fe.
2. Los Pasos
2.1 La conversión tiene unos pasos, que empiezan por el hecho de la Resurrección
y que siguen este orden: testimonio apostólico, acogida de la palabra, conciencia
del propio límite, acto de la fe, expresión pública de la fe en el bautismo, cambios
concretos, integración en la comunidad cristiana, formación en la escucha de la
enseñanza apostólica, la práctica de la caridad y la celebración de la fe. Tal es el
itinerario básico para un adulto que llega a Cristo Resucitado.
2.2 Es muy interesante descubrir el lugar del bautismo. Las palabras de Pedro no
dejan lugar a la duda: "arrepiéntanse y bautícense para el perdón de sus pecados".
Lo que seguirá, según el primero entre los apóstoles, es la efusión y recepción del
Espíritu Santo. Ahora bien, el acto del arrepentimiento y la efusión del Espíritu son
actos interiores y en cierto modo "invisibles". El bautismo, por el contrario, es
público y tangible. Esto suscita preguntas: ¿por qué es necesario bautizarse? Al fin
y al cabo, ¿quién puede medir si tengo o no fe?
2.3 A poco que lo pensemos, sin embargo, resulta obvio que se necesita un signo
exterior para la gracia interior, porque la comunidad cristiana como tal no está
hecha de seres invisibles pero transparentes unos a otros, como son los ángeles.
Nuestra condición corporal pide un signo que exprese con un lenguaje apropiado a
nuestra naturaleza qué somos y qué empezamos a ser. Por eso entendemos que, a
partir de la Resurrección del Señor somos básicamente un pueblo de bautizados.