DOMINGO DE RAMOS
EL VERDADERO MESIANISMO
La Palabra: Hoy es el gesto de Jesús que entra en Jerusalén montado en un
borriquillo, y aclamado por los pobres: "bendito el que viene como rey en el nombre
del Señor".
1. Mesianismo quiere decir llegada de un Salvador que nos libere de todos los
males y dé satisfacción a nuestros deseos de felicidad. A lo largo de la historia se
van presentando distintos mesianismos. Unas veces son políticos: personas o
grupos que piden total confianza prometiendo que arreglarán los problemas. Otras
veces el mesianismo se concentra en la economía: personas o sistemas que
prometen satisfacer los deseos de los seres humanos creándoles necesidades y
llenándoles de cosas. Pero estamos viendo que estos mesías, como otros similares
en cualquier ámbito, tienen los pies de barro.
2. En el evangelio que hemos escuchado se resume bien el verdadero mesianismo.
El Mesías entra en Jerusalén con la misma forma de vivir y de actuar que practicó
mientras recorría las aldeas de Galilea: siendo pobre, sin buscar protagonismo,
respetando a todos, movido a compasión ante los más débiles, los enfermos, los
social y religiosamente mal vistos. Así entra en la ciudad santa no en un caballo
como lo hacían los reyes y jefes de aquel tiempo, sino en un borriquillo y prestado.
Como en su actividad pública, también aquí lo acoge la gente del pueblo sencillo y
lo aclama como el verdadero Mesías que viene de parte de Dios. Eso es lo que no
toleran "los fariseos", las autoridades políticas, económicas o religiosas que
prometen dar la salvación definitiva pretendiendo ser absolutos y falseando así su
condición de criaturas.
3. El mesianismo apoyado en el poder que se impone y domina, también infecta
nuestra vida personal en nuestras relaciones familiares, sociales e incluso dentro de
la misma Iglesia. Muchas veces pensamos que nuestra fuerza física, nuestra buena
posición social, nuestras buenas cualidades, nuestra simpatía, o nuestra capacidad
de convencer, por sí mismos aseguran nuestro éxito y garantizan nuestra salvación.
Sin embargo, estos y otros mesia-nismos a la larga se diluyen y seguimos con el
deseo de plenitud que nos habita. Pudiendo haber sido el hombre más
deslumbrante del mundo, Jesús manifestó su condición de Hijo, Enviado, Palabra de
Dios, amando y sirviendo a los demás incondicionalmente. Lo que salva, lo que
realiza de verdad a los seres humanos es el amor; el poder que no sea mediación
del amor no es aceptable, porque deshumaniza.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net