“Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?”
Jn 6, 22-29
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. SUS DISCÍPULOS LO VIERON CAMINANDO SOBRE EL AGUA
Las gentes están impresionadas, maravilladas con Jesús, el milagro que él ha hecho
multiplicando los panes es extraordinario, entonces no quieren separarse de El.
Después que Jesús alimentó a unos cinco mil hombres, despidió a la multitud después de la
multiplicación de los panes. Esto fue la misma tarde, al embarcarse los discípulos. El
Evangelio dice que: Al día siguiente, la multitud que se había quedado en la otra orilla, es
decir un pequeño grupo se habría quedado allí, a la espera de Jesús, que no había
embarcado, y que acaso ese a lo que alude san Juan, es decir, en la región de et-Batiha,
donde multiplicó los panes.
Las gentes que se habían retirado, lo mismo que la que se había quedado, habían
constatado esto: que Jesús no había embarcado con los discípulos, con eso queda
ratificado que Jesús hizo su caminata milagrosa sobre las aguas, y que no había quedado
allí más que una barca.
2. FUERON A CAFARNAÚN EN BUSCA DE JESÚS
Dice el evangelio: Mientras tanto, unas barcas de Tiberíades atracaron cerca del lugar
donde habían comido el pan Pero al siguiente día de la multiplicación de los panes vinieron
a este lugar diversas barcas procedentes de Tiberíades, sin que se diga el motivo de esta
arribada. Acaso en busca de Jesús, avisados por algunos de los que hubiesen retornado la
víspera, o por el rumor de que se hallase allí. Tiberíades era capital y, situada en el lago,
era el puerto principal de Galilea. Josefo, historiador judío, hace ver el gran movimiento de
naves que en él había en ese lugar.
Como estas gentes que había quedado allí se dieron cuenta que no podían encontrar a
Jesús, aunque no lo vieron embarcar; y como vieron que los discípulos se dirigieron a
Cafarnaúm, aprovecharon la oportunidad de estas barcas que acababan de llegar de
Tiberíades, se embarcaron en ellas, dice san Juan: subieron a las barcas y fueron a
Cafarnaún en busca de Jesús. Aquí lo van a encontrar, y en esta villa tendrá lugar el
discurso sobre el “Pan de vida.”
3. "MAESTRO, ¿CUÁNDO LLEGASTE?".
Otro rasgo de tipología eucarística de este relato de San Juan está en cómo alude a la
multiplicación de los panes: atracaron cerca del lugar donde habían comido el pan, después
que el Señor pronunció la acción de gracias. Su confrontación con los relatos de la
institución eucarística lleva a esto (cf. Lc 22:20; 1 Cor 11:25). El sentido tipológico vale
aunque sea interpolación.
Prestemos atención a parte del hermoso discurso sobre la diferencia y necesidad de un
alimento espiritual, que Jesús hace al encuentro con las multitudes en la región de
Cafarnaúm.
Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: Maestro, - cuándo llegaste - . La pregunta
que le hacen con el título honorífico de Maestro, Rabí, lleva un contenido sobre el modo
extraordinario como vino. Sabían que no se había embarcado ni venido a pie con ellos.
Deben haber estado maravillados, al pensar como había venido Jesús. Era un volver a
admitir el prodigio en su vida.
4. LES ASEGURO QUE USTEDES ME BUSCAN, NO PORQUE VIERON
SIGNOS, SINO PORQUE HAN COMIDO PAN HASTA SACIARSE
La respuesta de Jesús pasa por alto aparentemente la cuestión para ir directamente al
fondo de su preocupación. No le buscan por el milagro como signo que habla de su
grandeza y que postula, en consecuencia, obediencia a sus disposiciones, sino que sólo
buscan el milagro como provecho, Jesús les respondió: Les aseguro que ustedes me
buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse. Que
busquen, pues, el alimento no temporal, aun dado milagrosamente, sino el inmortal, el que
permanece para la vida eterna, y éste es el que dispensa el Hijo del hombre, por eso le dice
Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el
que les dará el Hijo del hombre; y cuya garantía es que el Padre, que es al que ellos llaman
Dios, el Padre, marcó con su sello. La credencial del que lo envía, son los milagros, los
signos.
5. TRABAJEN, NO POR EL ALIMENTO PERECEDERO, SINO POR EL
QUE PERMANECE HASTA LA VIDA ETERNA
En nuestra realidad de hoy, con cierta pena vemos como sucede que hay personas que
buscan en la religión algo que les resulte conveniente, entonces buscan a Dios no por Dios,
sino por la ayuda que pudieran conseguir de El, y además exigen rapidez, luego suceden
que la respuesta les tarda en llegar, entonces, pierden la fe y le dan la espalda la Señor. No
es el alimento material el que debemos buscar, sino el que permanece por siempre, hasta la
Vida Eterna.
Hasta aquí las multitudes, y sobre todo los que los guiaban, no tienen dificultad mayor en
admitir lo que Jesús les dice, principalmente por la misma incomprensión del hondo
pensamiento de Jesús. Por eso, no tienen inconveniente en admitir, como lo vieron en la
multiplicación de los panes, que Jesús esté sellado por Dios para que enseñe ese
verdadero y misterioso pan que les anuncia, y que es alimento que permanece hasta la vida
eterna.
6. QUÉ DEBEMOS HACER PARA REALIZAR LAS OBRAS DE DIOS
De ahí el preguntar qué - Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios - es decir,
para que Dios les retribuya con ese alimento maravilloso. Piensan, seguramente, que
puedan ser determinadas formas de sacrificios, oraciones, ayunos, limosnas, que eran las
grandes prácticas religiosas judías.
Pero la respuesta de Jesús es de otro tipo y terminante. En esta hora mesiánica es que -
Jesús les respondió: - La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado -
Fe que, en San Juan, es con obras (San Juan 2:21; cf. San Juan 13:34). La multitud
comprendió muy bien que en estas palabras de Jesús no sólo se exigía reconocerle por
legado de Dios, sino la plena entrega al mismo.
Esto es lo que nos dice con mucha claridad Jesús, no está Dios para servir al hombre, al
contrario, el hombre esta para servir a Dios. Dios atiende nuestras plegarias y necesidades,
todo esto por el gran amor que les tiene a los hombres, pero debemos estar siempre
dispuestos a servirle, haciendo su voluntad, viviendo una vida y una conducta agradable a
Dios, y a El le dejamos su misericordioso auxilio.
Jesús, le dijo a Catalina de Siena: Tu preocúpate de Mi, Yo me preocupare de tí y de tus
cosas
La alegría de Cristo resucitado vivan en sus corazones