IV SEMANA DE PASCUA
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD
DOMINGO
Lecturas:
a.-Hch. 4, 8-12: No hay otro Nombre que puede salvar.
En la primera lectura, vemos el resultado del milagro realizado por Pedro y Juan,
sobre todo el sermón que lo interpretó, trajo la atención de las autoridades
religiosas judías. Lucas presenta a los grupos más representativos: escribas,
saduceos y fariseos. Saduceos, eran encargados de la administración del Templo,
de ahí la actuación sobre los apóstoles, porque tenían jurisdicción sobre todo ese
recinto. Escribas y fariseos representa a los hombres cultos, acerca de la fe, creían
en la resurrección de los muertos. El arresto de los apóstoles se debe a los
saduceos, vemos como poco a poco van apareciendo los primeros enemigos de la
Iglesia, teniendo como motivo, la fe en la resurrección de Jesús. Pedro, resalta en
su sermón que se ha cumplido lo que Jesús anunció: que el Espíritu Santo, se haría
presente, cuando fueran conducidos a los tribunales (cfr. Lc. 12, 11-12). Este
proceso de acusación, da pie para presentar la palabra y obras de Jesús de Nazaret.
Una segunda constatación de Pedro, se refiere al proceso mismo, que considera
anormal, debido a que se les acusa de algo bueno, no de un crimen. La obra buena
consistió en darle salud a quien la necesitaba, con lo que Pedro, se remonta a la
causa misma del prodigio: el Nombre de Jesús Nazareno. Con la mención de este
título, de parte de Lucas, ante el Sanedrín da la ocasión de presentar el Kerigma
cristiano: pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Anuncio del Kerigma que
ellos, judíos deberían aceptar, puesto que se encuentra anunciado en las Escrituras
(cfr. Sal. 118, 22). La mención de la piedra angular eleva la tensión, porque fue a
ellos a quien Yahvé encomendó construir la casa de Israel, llegada la piedra angular
la rechazan. Ahora Dios ha constituido esa piedra, en el cimiento de todo el edificio,
reprobando la actuación, de los constructores. Concluye Pedro, que la única
salvación para el hombre se encuentra en el Nombre de Jesús, origen del milagro
del paralítico, y causa de que ellos, hombres incultos, sean interrogados por el gran
Sanedrín de Israel. Con todo, lo dicho por Pedro, se trata de toda una declaración
de inocencia, ante el tribunal de todos aquellos que sí aceptan dicho Nombre, como
motivo de salvación.
b.- 1 Jn. 3,1-2: Veremos a Dios tal cual es.
El apóstol Juan termina hablando de la justicia en que vive el cristiano, y que le
viene de Jesucristo, el Justo, porque como creyente ha nacido de Dios por el
Bautismo. Esto permite pensar, que quien vive esta virtud, nada debe temer en el
día del Juicio. El cristiano por su condición bautismal, adquiere la filiación divina,
gracia que lo hace partícipe de la naturaleza divina. Ser hijo de Dios, es un don
totalmente sobrenatural, no proviene de nuestro ser humano. El apóstol, hace
resaltar que Dios es justo y esencialmente perfecto, los efectos de esto son: que si
ha nacido de Dios, participa de su misma vida divina, practica la justicia y vive los
mandamientos. Quien practica la justicia, es decir, guarda los mandamientos, ha
nacido de Dios. La filiación divina, asemeja con Dios, por medio de la unión con ÉL,
progresa en la perfección interior, que alimenta la gracia divina. En el Sermón de la
Montaa, por esta razn ensea: “Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es
perfecto” (Mt. 5, 48). La razón última, de todo este discurso de Juan, es quien ha
nacido de Dios, participa de su naturaleza, y por fe y amor, vive la semejanza y
unión que lo lleva a la santidad .
c.- Jn. 10, 11-18: El buen pastor da la vida por las ovejas.
El evangelio, nos habla de Jesucristo, el buen Pastor. Las palabras de Jesús se
dirigen no a los judíos, sino directamente a los fariseos, pues se trata de
controversias personales ya que defiende su origen divino, la fe que ello requiere
para aceptarla, y la negativa, de esta realidad, por parte de los dirigentes religiosos
de Israel. Esta alegoría del rebaño y su pastor, se refiere expresamente a los
dirigentes, por la responsabilidad que tenían de dirigir el pueblo a ellos confiados.
Los fariseos son los ladrones y saltadores, porque no han entrado por la puerta del
rebaño que es Cristo; sólo ÉL entra por la puerta del rebaño, más aún, ÉL es la
puerta. Este Pastor tiene autoridad sobre el rebaño, es reconocido por los que le
pertenecen y escuchan su voz, las llama por su nombre y las ovejas le siguen. Su
autoridad es servicio, preocupación, bien estar del rebaño. ÉL se entrega sin
reservas: entrega su vida por ellas. La alegoría tiene hondas raíces bíblicas, con la
cual se establecen las relaciones existentes entre Yahvé e Israel, más en concreto
la que establece el profeta Ezequiel (cfr. Ez. 34; 37,16ss). La contraposición, entre
el Pastor que entra por la puerta del rebaño y la de los fariseos, que no entran por
la puerta, establece la diferencia, ya mientras Jesús libera y alivia con su evangelio,
los fariseos aplastan, cargan pesadas cargas sobres los hombros del pueblo, con su
interpretación de la Ley de Moisés. Esta ventaja que poseían de tener la llave del
saber, les traía grandes beneficios para ellos y sus familias, incluso económicas (cfr.
Mt. 23; Mc. 12,38). Jesús, es el Pastor legítimo, le preocupan las ovejas, vino a
servirlas y no a servirse de ellas. Otra característica de este buen Pastor que es
Cristo, es su conocimiento personal de cada una de las ovejas, conocimiento
bíblico, que equivale a un conocimiento amoroso. La autoridad que tiene es
reconocida por las ovejas, primero, por el conocimiento mutuo que existe y porque
les abre la puerta, las sirve; por la fe que confiesan, los que creen en ÉL, al
reconocerlo como Señor (cfr, Jn. 9, 38). En la comunidad eclesial, todos los
creyentes que creen en Jesús, lo escuchan y siguen desde la vida. Muchos de los
que no reconocen la autoridad de Jesús, como Pastor del rebaño, tampoco son
seguidos por las ovejas, por ejemplo los mismos fariseos, que no fueron
escuchados cuando acusaban a Jesús de ser un pecador (cfr. Jn. 9, 24). El “Yo soy”
en Jesús, refleja su autoridad sobre el rebaño; aquellos que no vienen a seguirlo,
escucharlo y conducir el rebaño a su destino eterno, nos son verdaderos pastores,
pastores legítimos, fracasarán; las ovejas no los seguirán, ni escucharán su voz. De
ahí la importancia, que pastores y rebaño, deban pasar por la puerta que es Cristo,
porque es el Camino de la verdadera salvación y ahí encuentran los pastos
verdaderos que lo sostienen en esta vida y la que vendrá (cfr. Jn. 14,6). Pidamos al
Pastor eterno de nuestras almas que pueblo y pastores no sólo trabajen muy
unidos, sino que estén muy unidos al único Pastor que nos dado el Padre,
Jesucristo, el Señor. Elevemos al Buen Pastor, nuestra plegaria por el aumento de
matrimonios santos, familias generosas en hijos y una buena escucha de la llamada
del Maestro para servirle en el sacerdocio y la vida religiosa, en especial, en el
Carmelo Teresiano.