DA LA VIDA POR LAS OVEJAS
“conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí”
Jn 10, 11-18:
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
Lectio Divina
El Señor se presenta a nosotros como el buen pastor, como aquel que defiende del peligro a
sus ovejas y las lleva a los pastos de la vida, invitándolas a seguirle con confiada seguridad por
el camino sobre el que las precede y las acompaña. ¿Es ésta una imagen demasiado obsoleta
para hablar a los hombres de nuestro tiempo? En realidad, las dos características que
connotan a Jesús como el verdadero, como el buen pastor, nos ayudan a practicar un
discernimiento entre las múltiples propuestas que la sociedad de hoy nos avanza,
encontrándonos desprevenidos con frecuencia.
Jesús afirma, en primer lugar, que el buen pastor “da la vida por las ovejas” no slo de palabra,
sino con los hechos. Cuántas doctrinas, cuántos maestros de sabiduría o de ciencia se asoman
al escenario y prometen llevarnos lejos, hacia una realización plena... Ahora bien, ¿quién
puede liberar al hombre de la más pesada y desconocida esclavitud, de la que derivan todas
las demás, y que es la esclavitud del pecado? Jesús ofrece su vida para despertarnos a una
vida de horizontes infinitos, llena de esperanza y de belleza. Más aún, “conoce a sus ovejas”,
establece con ellas una relación que es como la que le une a él con el Padre, una relación de
amor tan oblativo y total que personaliza al otro, que lo hace existir en su verdad y en su
alteridad, que lo hace capaz de expresarse en plenitud a través de la entrega de sí mismo. Si
recibimos la vida que el buen pastor ofrece por nosotros, si queremos dejarnos conducir por él
a una relación de conocimiento-comunión de amor, podremos descubrir, ya desde ahora, la
maravilla de ser realmente hijos del Padre, y nos encontraremos semejantes a él en la
eternidad. No endurezcamos nuestro corazón, descartando la piedra angular que ha puesto
Dios como fundamento de la nueva humanidad: Cristo es la única salvación verdadera del
hombre; pongamos nuestros pasos en sus huellas seguras.
ORACION
Jesús, huésped divino y mendigo de amor a la puerta del corazón humano, haz que nada nos
resulte más dulce, nada más deseable, que caminar contigo y morar en ti. Ahora, en las
estaciones de la trashumancia, en las inclementes estaciones de los acontecimientos humanos;
después, durante los siglos eternos, en los soleados pastos del cielo. Haz todo esto por amor a
tu nombre, para manifestar tu gloria en la alegría de nuestra salvacin. “La felicidad y la gracia
nos acompaarán” a lo largo del viaje de la vida presente no para que ya nada penoso nos
suceda, sino porque contigo todo será gracia, si lo vivimos con serenidad y paz.