EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Juan 10,1-10.
"Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino por
otro lado, es un ladrón y un asaltante.
El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas.
El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. El llama a cada una por su
nombre y las hace salir.
Cuando las ha sacado a todas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque
conocen su voz.
Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz".
Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería
decir.
Entonces Jesús prosiguió: "Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas.
Todos aquellos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las
ovejas no los han escuchado.
Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará
su alimento.
El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo he venido para que las
ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia.
Comentario del Evangelio por
Juan Taulero (v. 1300-1361), dominico en Strasburgo
Sermón 27, 3º para Pentecostés
«A sus ovejas las llama por su nombre»
"Yo soy la puerta de las ovejas": nuestro Señor dice que es la puerta del
aprisco. ¿Qué es, pues, este aprisco, este cercado, del cual Cristo es la puerta? Es
el corazón del Padre en el cual y del cual Cristo es verdaderamente una puerta
digna de amor, él que nos deselló y abrió el corazón hasta entonces cerrado a todos
los hombres. En este rebaño, se reúnen todos los santos. El pastor es el Verbo
eterno; la puerta es la humanidad de Cristo; por las ovejas de esta casa,
entendemos las almas humanas, pero los ángeles también pertenecen a este
rebaño...; el portero, es el Espíritu santo, porque toda verdad comprendida y
expresada viene de él...
¡Con qué amor y qué bondad, nos abre la puerta del corazón del Padre y nos
da sin cesar acceso al tesoro escondido, a las moradas secretas y a la riqueza de
esta casa! Nadie puede imaginar y comprender cuán acogedor es Dios, presto para
recibir, deseoso, teniendo sed de hacerlo, y cómo va delante nuestro en cada
instante y a cada hora... Oh hijos míos, como permanecer obstinadamente sordo a
esta amorosa invitación...: no le neguemos tan a menudo acudir esta invitación.
Cuántas invitaciones y llamadas del Espíritu santo son rechazadas; ¡nos negamos, a
causa de todo tipo de cosas de aquí abajo! Queremos tan a menudo otra cosa y no
este lugar, en donde Dios quiere tenernos.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”