Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo de Pascua,
Semana No. 4, Viernes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Dios ha cumplido la promesa resucitando a Jesús * Tú
eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy. * Yo soy el camino, y la verdad, y la vida
Textos para este día:
Hechos 13,26-33:
En aquellos días, habiendo llegado Pablo a Antioquía de Pisidia, decía en la
sinagoga: "Hermanos, descendientes de Abrahán y todos los que teméis a Dios: A
vosotros se os ha enviado este mensaje de salvación. Los habitantes de Jerusalén y
sus autoridades no reconocieron a Jesús ni entendieron las profecías que se leen los
sábados, pero las cumplieron al condenarlo. Aunque no encontraron nada que
mereciera la muerte, le pidieron a Pilato que lo mandara ejecutar. Y, cuando
cumplieron todo lo que estaba escrito de él, lo bajaron del madero y lo enterraron.
Pero Dios lo resucitó de entre los muertos. Durante muchos días, se apareció a los
que lo habían acompañado de Galilea a Jerusalén, y ellos son ahora sus testigos
ante el pueblo. Nosotros os anunciamos la Buena Noticia de que la promesa que
Dios hizo a nuestros padres, nos la ha cumplido a los hijos resucitando a Jesús. Así
está escrito en el salmo segundo: "Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy.""
Salmo 2:
"Yo mismo he establecido a mi rey / en Sión, mi monte santo." / Voy a proclamar el
decreto del Señor; / él me ha dicho: / "Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy."
R.
"Pídemelo: te daré en herencia las naciones, / en posesión, los confines de la tierra:
/ los gobernarás con cetro de hierro, / los quebrarás como jarro de loza." R.
Y ahora, reyes, sed sensatos; / escarmentad, los que regís la tierra: / servid al
Señor con temor, / rendidle homenaje temblando. R
Juan 14,1-6:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Que no tiemble vuestro corazón;
creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas
estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya
y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis
también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino." Tomás le dice: "Señor,
no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?" Jesús le responde: "Yo
soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí."
Homilía
Temas de las lecturas: Dios ha cumplido la promesa resucitando a Jesús * Tú
eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy. * Yo soy el camino, y la verdad, y la vida
1. Obedecer a Dios sin saberlo
1.1 Hoy hemos escuchado en la primera lectura la continuación del discurso de
Pablo en Antioquía de Pisidia. Y lo primero que atrae nuestra atención es la luz con
la que este apóstol descubre la acción de Dios a través de las desobediencias
humanas. Es inmortal aquella frase: "los habitantes de Jerusalén y sus autoridades
no reconocieron a Jesús, y al condenarlo cumplieron las palabras de los profetas".
¡Es algo fantástico!
1.2 Es que a veces uno cree que para que Dios obre es necesario que la gente le
obedezca, y eso, por sorprende que pueda parecernos, en cierto sentido no es
indispensable.
1.3 Esto no significa que Dios pierda soberanía, o deje de ser Rey de la Creación y
Señor de la Historia. Todo lo contrario: significa que, como enseña santo Tomás de
Aquino, cuando algo o alguien pretende escapar de su gobierno en un determinado
sentido, vuelve o se devuelve a él en otro; por ejemplo: el que huye de su amor es
alcanzado por su justicia.
1.4 Esto implica que las desobediencias humanas, aunque nos parezcan "fracasos"
del plan divino, no son sino entradas hacia nuevas posibilidades de la infinita
sabiduría y del inagotable poder de Dios. En esta línea de pensamiento hay que
afirmar que Dios no quiere nuestras desobediencias, pero a través de ellas hace
que obedezcamos a un plan que no conocíamos y al que finalmente servimos. Un
plan de amor que ciertamente es proporcional al tamaño de su misericordia y de su
gracia.
2. Jesús, el Camino
2.1 Podríamos condensar el mensaje del evangelio de hoy con esta frase: para ir
adonde va Jesús, hay que ir a través de Jesús.
2.2 La idea de que Jesús iba a "alguna parte", no necesariamente un lugar físico,
nos resulta quizá más comprensible que la idea de que nosotros vamos "a través de
Jesús", o "por Jesús". Por eso conviene detenernos un poco a meditar qué pueda
ser aquello de ir "por Jesús", es decir, de ver en él nuestro "camino".
2.3 Una interpretación reza así: "Jesús es nuestro camino" significa tomar en
nuestra vida las opciones que tomó Jesús. Es decir: obrar como él, llevar una vida
como la suya, dejarnos mover por un amor como el suyo. Según esto, "camino"
equivale aquí a "ejemplo".
2.4 Otra interpretación: "Jesús es nuestro camino" significa que hay que "recorrer"
el misterio de Cristo. No darlo nunca por conocido sino tenerlo siempre como
alguien por conocer. Según esto, "camino" equivale a "fuente infinita, pregunta
inagotable".
2.5 Otra interpretación: "Jesús es nuestro camino" significa que, así como él ha
venido a nosotros y se ha hecho "nuestro", ahora nos corresponde a nosotros ir
hacia él una y otra vez y hacernos "suyos". Más que hacer cosas distintas a las que
hacemos o hacer cosas nuevas, es hacerlas de un modo nuevo.
3. La pregunta de Tomás
3.1 Aquello que pregunta Tomás es de lo más normal para la mayoría de nosotros.
Él dice: "Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo vamos a saber el camino?".
Resulta normal que escojamos los caminos en razón de las metas, y no lo contrario.
En nuestra vida cotidiana actuamos de esa manera: identificamos a dónde
queremos llegar y de ahí entendemos o deducimos qué decisiones nos conducen
hacia ese punto final.
3.2 Jesús no deja sin respuesta a Tomás, porque finalmente le dice: "Nadie puede
llegar hasta el Padre, sino por mí", en lo cual entendemos que el término del
camino es el Padre.
3.3 Mas aquí acontece algo singular: normalmente cuando uno conoce una meta
bien decide apropiadamente sobre los medios para alcanzarla. Tomás pregunta
como si pudiera decidir el camino una vez conocida la meta. Para él parece claro
que, conocida la meta, se podrá saber del camino. Este esquema no funciona en el
caso presente. Es el camino, Jesucristo, quien nos da a conocer la meta, el Padre.
No podemos entonces, como en las cosas de esta tierra, adueñarnos de la meta a
través de nuestra inteligencia, por ejemplo, para luego utilizar esa misma
inteligencia en la búsqueda de tal meta.
3.4 Lo central en todo esto es que nunca poseemos la meta, ni siquiera con nuestra
mente. Necesitamos estar "adentro" de Cristo para acceder "desde" Cristo a una
meta que es siempre don y nunca jornal, siempre gracia y nunca recompensa,
siempre regalo y nunca salario. Tal vez sea este un sentido muy profundo de
"Cristo Camino".