Renovar nuestra fe en la vida eterna.
2012-05-03
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 3, 13-17
En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: «Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del
hombre, que bajó del cielo y está en el cielo. Así como Moisés levantó la serpiente
en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que
crea en Él tenga vida eterna.
Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el
que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su
Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por Él». Palabra
del Señor.
Oración introductoria
Señor Jesús, hoy que se celebra la Santa Cruz, en algunos países, quiero
agradecerte el que hayas aceptado el anonadarte a Ti mismo para venir a
salvarme. Que nunca me acostumbre o sea indiferente ante tu sacrificio en la cruz.
Concédeme que en esta oración pueda percibir un poco más tu amor, vivo y
verdadero, para buscar, con tu gracia, corresponderte.
Petición
Jesucristo, dame tu gracia para cargar mi cruz con amor y paciencia,
contemplándote siempre a Ti, que vas mostrándome el camino que debo seguir.
Meditación
Renovar nuestra fe en la vida eterna.
«Dios se ha mostrado verdaderamente, se ha hecho accesible, ha amado tanto al
mundo que “nos ha dado a su hijo Unigénito, para que quien cree en Él no se
pierda sino que tenga vida eterna”, y en el supremo acto de amor de la cruz,
sumergiéndose en el abismo de la muerte, la ha vencido, ha resucitado y nos ha
abierto también a nosotros las puertas de la eternidad. Cristo nos sostiene a través
de la noche de la muerte que Él mismo ha atravesado; es el buen Pastor, bajo cuya
guía nos podemos confiar sin temor, ya que Él conoce bien el camino, ha
atravesado también la oscuridad. […] Se nos invita, una vez más, a renovar con
valor y con fuerza nuestra fe en la vida eterna, es más, a vivir con esta gran
esperanza y a dar testimonio de ella al mundo: después del presente no está la
nada. Y precisamente, la fe en la vida eterna da al cristiano el valor para amar aún
más intensamente esta tierra nuestra y trabajar para construirle un futuro, para
darle una esperanza verdadera y segura» (Benedicto XVI, 2 de noviembre de
2011).
Reflexión apostólica
«Una de las virtudes que Cristo practicó en grado heroico en el cumplimiento de su
misión redentora fue la obediencia. Vivió esta virtud como una respuesta a la
desobediencia del hombre al que venía a redimir. Su apertura y docilidad a la
voluntad del Padre enmarcaron su vida desde el primer instante de su Encarnación
hasta la hora suprema en que entregó su espíritu en las manos del Padre al morir
en la cruz» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi , n. 203).
Propósito
Participar en una hora eucarística o hacer un acto de adoración a la Santa Cruz.
Diálogo con Cristo
La cruz es el auténtico camino para acercarme verdaderamente a Ti, Señor. Lo que
ofrece el mundo son laberintos que me debilitan y me alejan de la felicidad. No es
fácil obedecer y seguir tu camino, porque necesariamente lleva a la cruz.
Humanamente me asusta, me repugna, no me siento capaz, porque olvido que eres
Tú quien, desde la cruz, me has dado ya toda la gracia, la fuerza y la luz que
necesito para mi camino. Gracias por recordármelo.
«¿Cuál es el Cristo en quien has meditado?, ¿un Cristo en verso, idílico, inocuo, de
escaparate?, ¿o un Cristo desfigurado por el dolor de la cruz, que no te niega nada,
que no rehúsa despojarse de su gloria divina, que se hace hombre como tú, esclavo
para ti, pecado para ser castigado en tu lugar?»
( Cristo al centro , n. 550).