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Día litúrgico: Domingo V (B) de Pascua
Texto del Evangelio ( Jn 15,1-8): En aquel tiempo, Jesús habló así a sus
discípulos: «Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que
en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto.
Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado. Permaneced en
mí, como yo en vosotros ().
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
Juan 15: la imagen del vino y la vid
Hoy, la liturgia nos conduce a Juan 15, introduciéndonos otra de las grandes
imágenes del cuarto Evangelio: el vino (y la vid). Los tres grandes dones de la
tierra —pan, vino y aceite— se han convertido, junto con el agua, en los elementos
sacramentales fundamentales de la Iglesia, en los cuales los frutos de la creación se
convierten en vehículos (sacramentos) de la acción de Dios (la concesión de la
gracia).
Cada uno tiene características propias y, por ello, una función diferente de signo. El
vino representa la fiesta; permite al hombre sentir la magnificencia de la creación.
Y la vid, como atributo cristológico, significa la unión indisoluble de Jesús con los
suyos, que, por medio de Él y con Él, se convierten todos en "vid", y que su
vocación es "permanecer" en la vid.
—Las palabras sobre la vid muestran el carácter irrevocable del don concedido por
Dios: en la encarnación, Dios se ha comprometido consigo mismo. Pero, a la vez,
estas mismas palabras reclaman nuestra respuesta.
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