El amor humaniza
A mediados de Abril del presente año, las redes sociales nos alertaban con
un S.O.S. atronador sobre la destrucción de templos católicos en la India a
manos de Budistas enardecidos. En una noche quemaron cinco y su
propósito es destruir doscientos y asesinar a cien misioneros. No es noticia
agradable. Menos en este tiempo. Creíamos superados los fanatismos, los
fanatismos de cualquier índole que fuese.
Las lecturas de este domingo nos hablan de un amor posible, cercano,
humano. Un amor capaz de superar barreras políticas, culturales, religiosas,
sociales. No podemos, a nombre de nuestra fe, rechazar a alguien que no
comparta nuestra propia dimensión en creencias, ritos, vivencias
espirituales. Si aceptamos a Dios (segunda lectura) no podemos excluir a
nadie en nuestro camino, en nuestra convivencia.
Es que “Dios no hace distinción de personas” (primera lectura). Somos
nosotros quienes establecemos parámetros, muros, líneas de separación.
Las consecuencias son simples: Privilegios, elitismos, dogmatismos. Y el
resultado peor: La exclusión, el rechazo, la condenación. Pedro tuvo que
hacer una larga caminada para llegar a la humanización de su amor y de su
fe.
La síntesis perfecta la da el evangelio: La medida del amor es el amor de
Dios (tercera lectura). El ser humano no puede ser la medida de sí mismo.
Necesita un referente, un paradigma, alguien que sacuda sus limitaciones y
abra puertas al Espíritu: El amor de Dios es el único que puede liberar en
cada uno, las potencialidades infinitas de su corazón para acoger, perdonar
y convivir en humanidad, en fraternidad universales.
Cochabamba 13.05.12
jesús e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com