Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo de Pascua,
Semana No. 5, Martes
-------------------------------------------
Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Contaron a la Iglesia lo que Dios había hecho por medio
de ellos * Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado. * Mi paz os doy
Textos para este día:
Hechos 14,19-28:
En aquellos días, llegaron unos judíos de Antioquía y de Iconio y se ganaron a la
gente; apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, dejándolo por
muerto. Entonces lo rodearon los discípulos; él se levantó y volvió a la ciudad. Al
día siguiente, salió con Bernabé para Derbe; después de predicar el Evangelio en
aquella ciudad y de ganar bastantes discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a
Antioquía, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe,
diciéndoles que hay que pasar mucho para entrar en el reino de Dios.
En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al
Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Predicaron
en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquía, de donde los habían
enviado, con la gracia de Dios, a la misión que acababan de cumplir. Al llegar,
reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y
cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe. Se quedaron allí bastante
tiempo con los discípulos.
Salmo 144:
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, / que te bendigan tus fieles; / que
proclamen la gloria de tu reinado, / que hablen de tus hazañas. R.
Explicando tus hazañas a los hombres, / la gloria y majestad de tu reinado. / Tu
reinado es un reinado perpetuo, / tu gobierno va de edad en edad. R.
Pronuncie mi boca la alabanza del Señor, / todo viviente bendiga su santo nombre /
por siempre jamás. R.
Juan 14,27-31a:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "La paz os dejo, mi paz os doy; no os
la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me
habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado." Si me amarais, os alegraríais
de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes
de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo. Ya no hablaré mucho con
vosotros, pues se acerca el Príncipe del mundo; no es que él tenga poder sobre mí,
pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que lo que el
Padre me manda yo lo hago."
Homilía
Temas de las lecturas: Contaron a la Iglesia lo que Dios había hecho por medio
de ellos * Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado. * Mi paz os doy
1. “Tenemos que pasar muchos sufrimientos...”
1.1 Los tonos triunfales del tiempo de Pascua no pueden cegarnos ante los dolores
que nos visitarán o atropellarán por el sólo hecho de que pertenecemos a Cristo.
Una vez dijo Santa Teresa de Jesús, que pasaba por unas tribulaciones espantosas:
“Razn es que tengas tan pocos amigos, Seor, si así tratas a los que tienes”.
1.2 No deja de ser un gran interrogante por qué hay dolores, incluso espantosos,
dispuestos a acosar a los pregoneros y testigos de la gran victoria de Cristo. Uno
tiene que preguntarse por qué odiaban tanto a Pablo, hasta el extremo de
apedrearlo y arrastrarlo dándolo por muerto. Eso es sencillamente salvaje. Pero hay
cosas que podemos decir.
1.3 Apedrear era la forma típica de exterminar a alguien, sacándolo de la
comunidad de creyentes. Era la pena que estaba prevista en la Ley antigua para los
que caían en idolatría o predicaban rebelión contra Yahvé. Apedreando a Pablo,
aquellos hombres enceguecidos estaban diciendo que él era un traidor de la fe de
los patriarcas y profetas. Cosa que tiene su dejo de ironía, porque en el capítulo 7
de los Hechos de los Apóstoles vemos que Pablo aprueba que apedreen a Esteban ,
el primer mártir de la Iglesia, precisamente por la misma causa por la que ahora es
apedreado Pablo.
1.4 Y así se cumple lo que dijo Dios a Ananías, aquel cristiano que fue enviado por
Dios a sanar de su ceguera a Pablo, cuando la conversin en Damasco: “Yo le
mostraré lo mucho que tiene que sufrir por mi causa...> (Hch 9,16). Apedreado,
vemos a Pablo padecer hoy el mismo castigo extremo que quiso para Esteban,
aunque en la ocasión presente el desenlace no ha sido la muerte de Pablo, sino una
resolución suya, aún mayor, de predicar el Evangelio que no puede ser sepultado
con piedras.
2. La paz que el mundo no puede dar
2.1 Hablando de sufrimientos, vienen aquí a lugar las palabras de Jesús en el
evangelio de hoy: “Les dejo la paz, mi paz les doy. Una paz que el mundo no les
puede dar. No se inquieten ni tengan miedo.”.
2.2 ¿Por qué el mundo no puede darnos esa paz? ¿Qué clase de paz es la que da o
promete el mundo?
2.3 Paz mundana era lo que querían aquellos de los que fue escrito esto: “Los
principales sacerdotes y los fariseos reunieron el sanedrín, y dijeron: ¿Qué
haremos? Porque este hombre hace muchas señales. Si le dejamos así, todos
creerán en él; y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra
nacin.” (Jn 11,47-48). Es una paz que huye del conflicto por el conflicto, sin darse
cuenta que quien no quiera pelear contra nada tampoco dará guerra a sus
conveniencias, vanidades, orgullos y bajas pasiones. Esa paz mentirosa es una paz
cobarde, y es la que Jesús ni da ni promete.
2.4 De otra parte, notemos que Cristo en el evangelio de hoy da una razón para su
propio sufrimiento, razón que podemos extender a nuestras propias vidas: “Se
acerca el príncipe de este mundo. Y aunque no tiene ningún poder sobre mí, tiene
que ser así para que el mundo sepa que amo al Padre y que cumplo la misión que
me encomend”. El dolor causado a los cristianos tiene su causa última en la
envidia y el odio de Satanás, pero ese mismo dolor, cuando es padecido en espíritu
de obediencia y de amor, es testimonio sublime de amor al Padre.