EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Juan 14,27-31a.
Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡ No se inquieten ni
teman !
Me han oído decir: 'Me voy y volveré a ustedes'. Si me amaran, se alegrarían de
que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que yo.
Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean.
Ya no hablaré mucho más con ustedes, porque está por llegar el Príncipe de este
mundo: él nada puede hacer contra mí,
pero es necesario que el mundo sepa que yo amo al Padre y obro como él me ha
ordenado. Levántense, salgamos de aquí.
Comentario del Evangelio por
Cardenal Joseph Ratzinger [Papa Benedicto XVI]
Meditaciones de Semana Santa, 1969
«Me voy, pero volveré»
El evangelista Juan remonta ambos sacramentos [del bautismo y de la
eucaristía] a la cruz: los ve brotar del costado abierto del Señor (19,34) y descubre
allí el cumplimiento de una palabra de Jesús en su discurso de despedida: "me voy
y volveré " (griego). " Por lo tanto, vengo; sí, mi partida - la muerte sobre la cruz -
es también mi regreso".
Mientras vivimos, nuestro cuerpo no es sólo el puente que nos úne unos a
otros, es también la barrera que nos separa, nos encierra en el reducto
infranqueable de nosotros mismos... Su costado abierto es el símbolo de la nueva
apertura que el Señor se granjeó en la muerte. En lo sucesivo, se quita la barrera
de su cuerpo: la sangre y el agua fluyen de su costado a través de la historia en un
flujo inmenso; como Resucitado, es el espacio abierto que nos convida a todos.
Su vuelta no es un acontecimiento lejano, situado al final de los tiempos:
comenzó a la hora de su muerte, de donde vino a nosotros, de un modo totalmente
nuevo. Así, en la muerte del Señor, se cumplió el destino del grano de trigo: si no
es enterrado en tierra, queda infecundo, pero si cae en tierra y muere, da mucho
fruto (Jn 12,24). Todos nosotros, todavía vivimos del fruto de este grano de trigo
que murió. En el pan de la eucaristía, recibimos la multiplicación inagotable de los
panes del amor de Jesucristo, bastante rico para saciar el hambre de todos los
siglos.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”