Comentario al evangelio del Miércoles 09 de Mayo del 2012
Queridos amigos y amigas:
Sin Cristo, no hay camino que nos lleve a la verdad, no hay vida que nos lleve a plenitud. Permanecer
en Él es la clave y el reto del cristiano. Y en este desafío resuenan aquellas palabras, cuando, en
soledad, toma conciencia del Cáliz que ha de beber: “¿Duermes? ¿No has podido velar ni siquiera una
hora? Velad y orad…” (cf. Mc 14, 37b-38a).
Velar es permanecer en Él, es dejar que Él permanezca en nosotros; saber ver que está ahí contigo. O
que, al menos, al despertar de nuestros despistes cristianos, podamos decirle: “Perdona, no me había
dado cuenta de que estabas ahí”. Velar es permanecer en el camino, no cesar en la búsqueda de la
verdad, comprometerse para que triunfe en este mundo la vida. Y para velar, para permanecer en Él, es
necesario orar. Orar para conservar en el corazón sus palabras y pedir, alabar, adorar, agradecer,
conversar… lo que deseemos, de forma que se haga la voluntad del Padre y abunden los frutos del
Reino.
Así, si vivimos injertos en la vid de Cristo, cualquier “altercado”, “discusión” o “tensión” que se
manifieste en la comunidad cristiana, en la familia o en la comunidad religiosa, podrá encaminarse
hacia su superación, como sugieren los Hechos de los Apóstoles en la primera lectura de hoy. Con Él
es posible. No nos “durmamos”, ni un segundo, pensando qué ocurriría si lo intentáramos sin Él.
Vuestro hermano,
Luis Ángel de las Heras, cmf
Luis Angel de las Heras, cmf