EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Juan 15,1-8.
Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador.
El corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que
dé más todavía.
Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié.
Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no
puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en
mí.
Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da
mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer.
Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca;
después se recoge, se arroja al fuego y arde.
Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que
quieran y lo obtendrán.
La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis
discípulos.
Comentario del Evangelio por:
San Cirilo de Alejandría (380-444), obispo y doctor de la Iglesia
Comentario al evangelio de san Juan, Libro10, cap. 2 (trad. Breviario 5º
martes de Pascua rev.)
«El que permanece en mi y yo en él, da mucho fruto»
El Señor, para convencernos de que es necesario que nos adhiramos a él por
el amor, ponderó cuán grandes bienes se derivan de nuestra unión con él,
comparándose a sí mismo con la vid, y afirmando que los que están unidos a él e
injertados en su persona, vienen a ser como sus sarmientos y, al participar del
Espíritu Santo, comparten su misma naturaleza (pues el espíritu de Cristo nos une
con él).
En él y por él hemos sido regenerados en el Espíritu para producir fruto de
vida, no de aquella vida caduca y antigua, sino de la vida nueva que se funda en su
amor. Y esta vida la conservaremos si perseveramos unidos a él y como injertados
en su persona; si seguimos fielmente los mandamientos que nos dio y procuramos
conservar los grandes bienes que nos confió, esforzándonos por no contristar, ni en
lo más mínimo, al Espíritu que habita en nosotros, pues, por medio de Él, Dios
mismo tiene su morada en nuestro interior.
Pues, así como la raíz hace llegar su misma manera de ser a los sarmientos,
del mismo modo el Verbo unigénito de Dios Padre comunica a los santos una
especie de parentesco consigo mismo y con el Padre, al darles parte en su propia
naturaleza, y otorga su Espíritu a los que están unidos con él por la fe: así les
comunica una santidad inmensa, los nutre en la piedad y los lleva al conocimiento
de la verdad y a la práctica de la virtud.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”