EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Juan 15,12-17.
Este es mi mandamiento: Amense los unos a los otros, como yo los he amado.
No hay amor más grande que dar la vida por los amigos.
Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando.
Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los
llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre.
No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los
destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan
al Padre en mi Nombre, él se lo concederá.
Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.
comentario del Evangelio por
San Francisco de Asís (1182-1226), fundador de los Hermanos menores
Carta a todos los fieles, 2-3
«Para que deis fruto y vuestro fruto permanezca»
¡Oh, cuán dichosos y benditos son los que aman a Dios y obran como dice el
Señor mismo en el Evangelio: Amarás al Señor tu Dios con todo el corazón y con
toda la mente, y a tu prójimo como a si mismo! Amemos, pues, a Dios y
adorémoslo con puro corazón y mente pura... Y amemos a nuestros prójimos como
a nosotros mismos. Y si alguno no quiere amarlos como a sí mismo, al menos no
les haga el mal, sino hágales el bien.
Mas los que han recibido la potestad de juzgar a otros ejerzan el juicio con
misericordia, como ellos mismos desean obtener misericordia del Señor...
Tengamos, por lo tanto, caridad y humildad; y hagamos limosna, porque ésta lava
las almas de las manchas de los pecados. Los hombres pierden todo lo que dejan
en este siglo; pero llevan consigo la recompensa de la caridad y las limosnas que
hicieron, por las que recibirán del Señor premio y digna remuneración.
Y sobre todos aquellos y aquellas que cumplan estas cosas y perseveren hasta
el fin, se posará el Espíritu del Señor y hará en ellos habitación y morada. Y serán
hijos del Padre celestial, cuyas obras realizan. Y son esposos, hermanos y madres
de nuestro Señor Jesucristo...
¡Oh, cuán glorioso es tener en el cielo un padre santo y grande! ¡Oh, cuán
santo es tener un esposo consolador, hermoso y admirable. ¡Oh cuan
santo...humilde y pacífico, dulce y amable y más que todas las cosas deseable! El
cual dio su vida por sus ovejas y oró al Padre por nosotros, diciendo: Padre Santo,
guarda en tu nombre a los que me diste. Padre todos los que me diste en el
mundo, tuyos eran y me los diste a mí. Y las palabras que me diste, a ellos se las
di; y ellos las recibieron, y conocieron verdaderamente que de ti salí y creyeron que
tu me enviaste; ruego por ellos y no por el mundo; bendícelos y conságralos.
También yo me consagro por ellos, para que ellos sean consagrados; bendícelos y
conságralos. También yo me consagro por ellos, para que ellos sean consagrados. Y
quiero, Padre, que donde yo estoy también ellos estén conmigo, para que vean mi
gloria en tu reino.
(Referencias bíblicas: Mt 22,37-39; Lc 6,37; Is 11,2; Jn 14,23; Mt 5,45; Mt 12,50;
Jn 10,15; Jn 17,6-24).
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