Comentario al evangelio del Jueves 17 de Mayo del 2012
Queridos amigos:
«Un poco y no me veréis». “Un poco”: en efecto, quedan contadas horas para la muerte de Jesús, para
que no esté ya físicamente visible entre los suyos. «Otro poco, y volveréis a verme». “Otro poco”: la
ausencia tiene una duración limitada. Podrán sobrellevarla.
Pero prestemos atención sobre todo al verbo “ver”. No podemos resbalar sobre él. Porque aquí no se
trata solo de percibir algo o alguien que entra en el campo visual del sujeto o de dejar de percibirlo
porque queda fuera de ese campo. El “no me veréis” nos hace barruntar la crisis de fe por que pasan
los discípulos cuando Jesús es detenido y sufre la pasión; nos hace pensar en su desconsuelo, y también
quizá en el desaliento y la retirada, en el desplome de las expectativas que la comunión con Jesús
habían generado en ellos. ¿Se quedaría todo en el recuerdo nostálgico de una experiencia demasiado
bella y fugaz?
Y el “me veréis” no se refiere simplemente a que, pasados unos días (“un poco”) lo van a tener de
nuevo al alcance de la vista. Ver es gozar la gracia indecible de una presencia, es saberse tocado por
ella y llenarse de alegría, es sentirse conquistado de nuevo, es sentirse confirmado, ahora
definitivamente, por la verdad y la vida de Jesús. Es vivir un encuentro imborrable que dará pulso e
impulso a la misión.
Vuestro amigo
Pablo Largo
Pablo Largo, cmf