Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Mayo 14
Fiesta de San Matías, Apóstol
----------------------------------------------
Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Echaron suertes, le tocó a Matías y lo asociaron a los once
apóstoles * El Señor lo sentó con los príncipes de su pueblo. * No sois vosotros los
que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido
Textos para este día:
Hechos 1,15-17.20-26:
Uno de aquellos días, Pedro se puso en pie en medio de los hermanos y dijo (había
reunidas unas ciento veinte personas): "Hermanos, tenía que cumplirse lo que el
Espíritu Santo, por boca de David, había predicho, en la Escritura, acerca de Judas,
que hizo de guía a los que arrestaron a Jesús. Era uno de nuestro grupo y
compartía el mismo ministerio. En el libro de los Salmos está escrito: "Que su
morada quede desierta, y que nadie habite en ella", y también: "Que su cargo lo
ocupe otro". Hace falta, por tanto, que uno se asocie a nosotros como testigo de la
resurrección de Jesús, uno de los que nos acompañaron mientras convivió con
nosotros el Señor Jesús, desde que Juan bautizaba, hasta el día de su ascensión."
Propusieron dos nombres: José, apellidado Barsabá, de sobrenombre Justo, y
Matías. Y rezaron así: "Señor, tú penetras en el corazón de todos; muéstranos a
cuál de los dos has elegido para que, en este ministerio apostólico, ocupe el puesto
que dejó Judas para marcharse al suyo propio." Echaron suertes, le tocó a Matías, y
lo asociaron a los once apóstoles.
Salmo 112 :
Alabad, siervos del Señor, / alabad el nombre del Señor. / Bendito sea el nombre
del Señor, / ahora y por siempre. R.
De la salida del sol hasta su ocaso, / alabado sea el nombre del Señor. / El Señor se
eleva sobre todos los pueblos, / su gloria sobre el cielo. R.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro, / que se eleva en su trono / y se abaja para
mirar / al cielo y a la tierra? R.
Levanta del polvo al desvalido, / alza de la basura al pobre, / para sentarlo con los
príncipes, / los príncipes de su pueblo. R.
Juan 15,9-17:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Como el Padre me ha amado, así os
he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos,
permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi
Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría
llegue a plenitud. Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os
he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos,
porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque
todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que
me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y
deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre
os lo dé.. Esto os mando: que os améis unos a otros."
Homilía
Temas de las lecturas: Echaron suertes, le tocó a Matías y lo asociaron a los once
apóstoles * El Señor lo sentó con los príncipes de su pueblo. * No sois vosotros los
que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido
1. Criterios para una decisión
1.1 El episodio de hoy, en que se trata de buscar quién debía reemplazar a Judas
Iscariote en el grupo de los Doce, nos enseña varias cosas sobre cómo obraron los
apóstoles buscando primero la voluntad de Dios. Es interesante aprender de ellos,
especialmente de Pedro, porque también nosotros podemos encontrarnos en
situaciones que tienen semejanza con la que ellos vivieron. Vayamos pues por esos
criterios.
1.2 Lo primero es que Pedro ve en lo sucedido el “cumplimiento de la Escritura”.
Muchas cosas y muchas voluntades intervinieron en el proceso religioso y en el
juicio civil contra Jesús. Pedro se levanta por sobre todas esas “causas segundas” y
descubre que en el fondo lo que se está realizando es el plan de Dios.
1.3 Dios no es un ingenuo que se la pase imaginando historias rosadas donde nadie
se equivoca ni tiene malas intenciones. Por el contrario: Dios sabe, mejor que
nadie, la carga de maldad que puede acumular el alma humana y conoce hasta el
fondo, como lo demuestra Cristo Crucificado, el poder de la perversidad. Mas esa
corrupción de nuestra naturaleza no detiene el designio de Dios, y eso es lo que ha
llegado a entender Pedro. Dios es más grande que nuestras traiciones y sabe sacar
bienes de los males.
1.4 Por eso no hay que escandalizarse más de la cuenta si vemos que incluso
servidores de Dios traicionan a Dios, como lo hizo el Iscariote. Nada pasa
inadvertido a sus ojos y nadie le da sorpresas a Dios.
2. El estilo de Jesús
2.1 Lo segundo que hace Pedro es acudir al criterio de Jesús, es decir, el respeto
por el número doce. Este número es importante no como quien distribuye las
vicepresidencias de una gran compañía, sino como un mensaje, como un símbolo
que habla del Nuevo Israel. Jacob tuvo doce hijos, cuenta el libro del Génesis.
2.2 Los Doce, ese grupo cercano al Mesías y testigo de su mensaje, son una opción
de Jesús, y Pedro la respeta. La maldad de uno no destruye la bondad de la idea de
Jesús, y es esa idea, ese mensaje del Señor, es lo que Pedro quiere que se respete
con toda su fuerza de significado.
3. Oración
3.1 Los apóstoles no eligen ellos, propiamente hablando. El relato es muy preciso:
oraron diciendo: “Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, señala a cuál de
estos dos has elegido...”. Así como saben que el pasado está en manos de la
sabiduría de Dios que sacará bienes de los males, así están convencidos de que el
futuro pertenece a Dios, y por eso no quieren imponer su decisión sino buscar la
decisión de Dios.
3.2 Ahora bien, la oración tiene un punto de partida: “Presentaron a dos: a José,
apellidado Barsabás, por sobrenombre Justo, y a Matías”. ¿Quiénes fueron los que
“presentaron” a estos dos “candidatos”? Obviamente, los miembros de la
comunidad, es decir, esos cerca de ciento veinte hermanos de que habla el relato al
principio. El punto de partida de la oración es lo que nosotros conocemos y lo que a
nosotros nos preocupa; pero el desenlace de la oración es lo que no conocemos y
sólo Dios conoce; lo que no encontramos y que sólo Él puede darnos.
Fr. Nelson Medina, O.P.