¿POR QUÉ NOS DEJAS, SEÑOR?
Padre Javier Leoz
¿Por qué nos abandonas tan pronto? –Preguntaba un hijo a su padre a punto de
cerrar los ojos al mundo- Y, éste, le respondía: he estado muchos años entre
vosotros. Ahora os toca vivir según aquello que yo os he enseñado. Guardar todas
mis pertenencias y, todo aquello que tanto me ha costado conseguir, cuidadlo. Un
día, tal vez, os hará falta.
1.- Cuarenta días atrás nos encontrábamos celebrando el acontecimiento central de
nuestra salvación: la Resurrección de Cristo. Hoy, y después de aquella noche en la
que renovamos nuestra fe, nuestra adhesión a la Iglesia y nuestra opción por la
vida cristiana, vitoreamos este misterio de la Ascensión en el que Jesús, victorioso
sobre el pecado y sobre la muerte, asciende al encuentro del Padre.
-Quisiéramos tener siempre contacto personal con nuestros seres queridos pero,
por ley de vida, se van yendo de nosotros.
-Desearíamos contemplar cara a cara a aquellos maestros o modelos de referencia
que tanto nos han enseñado, pero van desapareciendo
-Soñaríamos con que todo lo bueno permaneciese perpetuamente en medio de
nuestra existencia y, comprobamos, que se nos escapa entre nuestras manos.
La Solemnidad de la Ascensión es una evocación a la madurez: ahora nos toca a
nosotros continuar con todo ese legado espiritual, humano y divino que Cristo nos
ha desgranado. Se va pero, en su Ascensión, nos indica un camino abierto: nos
volveremos a ver. Volverá y, cuando vuelva, nos descubrirá todo este inmenso
misterio que hoy no llegamos a comprender en plenitud.
2.- Cuando una persona se muere solemos decir “Dios nos libre del día de las
alabanzas”. Y es que, normalmente, esperamos a que una persona fallezca para
hacer racimo de sus virtudes. Pues bien; la solemnidad de la Ascensión, nos
convierte en pregoneros de todo aquello que Cristo ha anunciado. Además de ser
un modelo de referencia, de hablar bien de Él, de proclamar sus
maravillas……..tenemos un gran cometido y una gran asignatura pendiente: ¡NO
PODEMOS DEJAR EN EL TINTERO EL REINO DE DIOS!
-Si eres padre o madre de familia, háblales a tus hijos de Jesús de Nazaret. ¿Que
no quieren saber nada? ¿Acaso los apóstoles no toparon con corazones duros y
obstinados?
-Si eres empresario o estas al frente de un medio de comunicación; si eres obrero,
funcionario, arquitecto, médico, o participas en algún órgano de decisión (política o
económica), no olvides que –como cristiano- estás convocado a sembrar valores
altos en esa realidad terrena que te toca vivir.
-Si eres religiosa, si soy sacerdote, si eres catequista o perteneces a cualquier
grupo cristiano…no olvidemos de levantar la cabeza. De insistir, por activa y por
pasiva, que una realidad superior está por encima de nosotros.
3.- Dios espera mucho, pero mucho, de esta última hora de nuestra era cristiana en
la que nos encontramos: unir el cielo y la tierra con nuestro esfuerzo por supuesto,
y sobre todo abriendo el corazón y nuestras iniciativas apostólicas a la fuerza del
Espíritu Santo en la próxima fiesta de Pentecostés.
Hoy, desgraciadamente, muchos han dejado de mirar hacia el cielo. Prefieren fijar
sus ojos en los pequeños paraísos que, luego, se convierten en grandes infiernos en
la tierra.
Es un momento oportuno, hoy más que nunca, para llevar nuestra experiencia de
Cristo resucitado a cuántos nos rodean. La pregunta, claro está, es si durante este
tiempo de Pascua hemos sentido y vivido esa presencia resucitadora de Jesús.
Porque, nadie, puede dar algo que no posee previamente.
¡Gracias, Señor! ¡Marcha al cielo y, desde allá, haznos pregoneros de todo lo que
nos has hablado y dejado!
4.- ¡MARCHA, SEÑOR, PERO ACOMPÁÑANOS!
Oh, Señor, gracias por tus palabras que nos dieron vida
y por tu mano que nos regalaron la salud
Oh, Señor, gracias por tus gestos
que nos hicieron pensar en la Salvación de Dios
y, por tus ojos, que nos llevaron a rumiar en lo eterno
Gracias, Señor, por tus caminos
que nos hicieron abandonar los nuestros
egoístas y perdidos en sí mismos
o colapsados del polvo, mentira y tristeza
Después de tu tiempo, marcha Señor hacia el cielo
pero, desde las alturas, no dejes de guiarnos.
Que, nuestras voces, necesitarán de tu voz
que, nuestros pies, pedirán impulso de tu Espíritu
que, nuestro corazón, reclamará amor de tu Amor.
¡MARCHA, SEÑOR, PERO ACOMPÁÑANOS!
Que, en tu Ascensión, queremos agarrarnos nosotros
para compartir y ansiar la eternidad
Que, en tu Ascensión, nos dejas pistas y senderos
que conducen hacia esa Ciudad de Dios
Que, después de tu trabajo valiente y sincero
mereces ser coronado y festejado
en ese lugar cerca del Padre, en estancia feliz del cielo
¡MARCHA, SEÑOR, PERO ACOMPÁÑANOS!
Que, sin tu mirada, nuestras miradas caerán hacia el suelo
Que, sin tu mano, nuestros ideales se cruzarán de brazos
Que, sin tus palabras, nuestros labios se cerrarán en dique seco
Que, sin tu corazón, nuestros amores serán necios o mezquinos
¡MARCHA, SEÑOR, PERO ACOMPÁÑANOS!
No te decimos, Señor, adiós sino ¡hasta pronto!
Porque, bien sabemos, amigo y Señor,
que todo lo que dices o prometes, siempre cumples
Que, tarde o temprano, de mañana o en la oscura noche
vendrás, regresarás en definitiva vuelta hasta nosotros
para que se cumpla, de una vez para siempre,
la Salvación que todos creemos, rezamos, añoramos y esperamos.
Amén.
¡MARCHA, SEÑOR, PERO NO TE OLVIDES DE NOSOTROS!