Martes de la semana 6 de Pascua
El Espíritu Santo nos lleva a la alegría de la salvación, y a difundirla en los demás.
En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Pero ahora me voy a
Aquel que me ha enviado, y ninguno de vosotros me pregunta: ‘¿Adónde
vas?’. Sino que por haberos dicho esto vuestros corazones se han llenado
de tristeza. Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque
si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito; pero si me voy, os lo
enviaré: y cuando Él venga, convencerá al mundo en lo referente al pecado,
en lo referente a la justicia y en lo referente al juicio; en lo referente al
pecado, porque no creen en mí; en lo referente a la justicia porque me voy
al Padre, y ya no me veréis; en lo referente al juicio, porque el Príncipe de
este mundo está juzgado». (Jn 16,5-11)
1. Jesús anuncia a sus apóstoles su próxima partida y estos se llenan de tristeza,
por eso aade: “ os conviene que me vaya, pues si no me voy, el Paráclito no
vendrá a vosotros ”. Quiero estar ahí, Jesús, con los apstoles tristes, que se
guardan de hacerte preguntas. Vuelves al Padre porque tu misión ha terminado. Te
aparecerás luego resucitado, y luego para que se te veamos con la fe. Creo que no
nos dejas solos. Ayúdame a ser dócil a las inspiraciones de tu santo Espíritu. Con tu
"retorno a casa" haces que yo también me sienta “en casa”, como quien es el “hijo
del Amo”, libre, sin complejos. Sé a dnde voy... Alguien me espera... Soy amado...
Voy a encontrar a Aquel a quien amo... y ya tengo aquí su compañía. Con tu
Espíritu, Señor, tu Presencia en el mundo lo llena todo: "Oh Señor, envía tu Espíritu
para que renueve la faz de la tierra".
Estamos en el "tiempo del Espíritu", "tiempo de la Iglesia". Es la Iglesia Cuerpo
místico de Cristo, siempre abierta a lo que Dios pide, siempre “en construccin”.
2. La predicación de Pablo provoca conflictos. La gente se amotinó contra Pablo y
Silas... También hoy vemos ataques a la libertad religiosa, con excusas de legalidad
sin mostrar los auténticos motivos ideolgicos hay violencia entonces y ahora;
también hoy se trata de impedir a la Iglesia que lleve a cabo su obra, en India y en
Nigeria, y tantos sitios donde mueren mártires de la fe tantos cristianos.
« Dichosos seréis, si, por mi causa, se dice cualquier clase de mal contra
vosotros
Hacia la medianoche Pablo y Silas oraban y cantaban alabanzas a Dios, y
los presos les escuchaban ”. Son felices aun en la contradiccin. ¡Cantan! Están
alegres, porque tienen a Dios. En las dificultades podemos rebelarnos, o vivir la
"bienaventuranza": ¡Felices los que lloran! En medio de la noche, se abrieron las
puertas de la cárcel y se soltaron las cadenas de todos. El jefe de la prisin “ los
sacó fuera y les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para salvarme? Ellos le
contestaron: Cree en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu casa. Le
predicaron entonces la palabra del Señor a él y a todos los de su casa ”. Los
llev a su casa y “ les lavó las heridas y acto seguido se bautizó él y todos los
suyos. Les hizo subir a su casa, les preparó la mesa y se regocijó con toda
su familia por haber creído en Dios ” (Hch 16,22-34). Es una de las primeras
experiencias de bautismo de niños, de conversión de toda la familia. Señor, dame
la libertad, quítame mis cadenas, por ejemplo de ser esclavo de mis obligaciones,
para hacerlas libremente. San Juan Crisóstomo: «Ved al carcelero venerar a los
Apóstoles. Les abrió su corazón, al ver las puertas de la prisión abiertas. Les
alumbra con su antorcha, pero es otra la luz que ilumina su alma... Después les
lavó las heridas y su alma fue purificada de las inmundicias del pecado. Al
ofrecerles un alimento, recibe a cambio el alimento celeste... Su docilidad prueba
que creyó sinceramente que todas las faltas le habían sido perdonadas», y rezamos
hoy: «Concédenos, Señor, darte gracias siempre por medio de estos misterios
pascuales; y ya que continúan en nosotros la obra de tu redención, sean también
fuente de gozo incesante» (Ofertorio).
3. Pablo podía cantar con toda razón el salmo que hoy cantamos nosotros: « Señor,
tu derecha me salva... te doy gracias de todo corazón... cuando te invoqué,
me escuchaste Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de
tus manos » (137,1-3.7-8). La antífona de entrada nos muestra que esa acción de
gracias sea porque «Cristo tenía que padecer y resucitar de entre los muertos, para
entrar en su gloria. Aleluya con alegría y regocijo demos gloria a Dios, porque el
Señor ha establecido su reinado. Aleluya». Es la petición de la colecta de hoy: «Que
tu pueblo, Señor, exulte siempre al verse renovado y rejuvenecido en el espíritu; y
que la alegría de haber recobrado la adopción filial afiance su esperanza de
resucitar gloriosamente». En el Padrenuestro queremos darle a Dios esta gloria:
" Santificado sea tu nombre, venga tu reino ". Queremos cantar con María su
acción de gracias del Magníficat.
Lo más importante en la vida es el "amor": sentirse querido y amar... A veces no
sabemos si amamos bastante a Dios, pero sí sabemos que Él nos ama muchísimo.
¡Gracias, Seor! Yo me despisto, me duermo, tú no Te doy gracias por tu fidelidad
“a prueba de bomba”: "¡No abandones Seor, la obra de tus manos!" Cuenta
Francisca Javiera del Valle que se quedó con una oscuridad interior, y se
abandonaba en la fe de la Iglesia en aquella noche, “y sin poder decir más ni
hablar, ni entender, así pasé meses y meses hasta pasados dos aos y de la
misma manera que ‘me metieron’ en esa oscuridad, también ahora vi que ‘me
sacaron’ de ella. Y cuando lloraba la pérdida de mi fe, me vi vestida de ella”. Y daba
gracias a Dios: “me desnudaste de la fe que yo tenía, para vestirme de una fe que
nadie me podrá arrancar. Admirable es tu modo de ensear”.
Decía Juan Pablo II que “debemos tener la seguridad de que, por más pesadas y
tempestuosas que sean las pruebas que debamos afrontar, nunca estaremos
abandonados a nosotros mismos, nunca caeremos fuera de las manos del Señor,
las manos que nos han creado y que ahora nos siguen en el itinerario de la vida.
Como confesará san Pablo, « Aquel que inició en vosotros la obra buena, él
mismo la llevará a su cumplimiento (Flp 1,6)”.
Llucià Pou Sabaté