EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Jueves de la Sexta Semana de Pascua
Libro de los Hechos de los Apóstoles 1,1-11.
En mi primer Libro, querido Teófilo, me referí a todo lo que hizo y enseñó Jesús,
desde el comienzo,
hasta el día en que subió al cielo, después de haber dado, por medio del Espíritu
Santo, sus últimas instrucciones a los Apóstoles que había elegido.
Después de su Pasión, Jesús se manifestó a ellos dándoles numerosas pruebas de
que vivía, y durante cuarenta días se les apareció y les habló del Reino de Dios.
En una ocasión, mientras estaba comiendo con ellos, les recomendó que no se
alejaran de Jerusalén y esperaran la promesa del Padre: "La promesa, les dijo, que
yo les he anunciado.
Porque Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo,
dentro de pocos días".
Los que estaban reunidos le preguntaron: "Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar
el reino de Israel?".
El les respondió: "No les corresponde a ustedes conocer el tiempo y el momento
que el Padre ha establecido con su propia autoridad.
Pero recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y serán
mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la
tierra".
Dicho esto, los Apóstoles lo vieron elevarse, y una nube lo ocultó de la vista de
ellos.
Como permanecían con la mirada puesta en el cielo mientras Jesús subía, se les
aparecieron dos hombres vestidos de blanco,
que les dijeron: "Hombres de Galilea, ¿por qué siguen mirando al cielo? Este Jesús
que les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo
han visto partir".
Salmo 47(46),2-3.6-7.8-9.
Aplaudan, todos los pueblos,
aclamen al Señor con gritos de alegría;
porque el Señor, el Altísimo, es temible,
es el soberano de toda la tierra.
El Señor asciende entre aclamaciones,
asciende al sonido de trompetas.
Canten, canten a nuestro Dios,
canten, canten a nuestro Rey.
el Señor es el Rey de toda la tierra,
cántenle un hermoso himno.
El Señor reina sobre las naciones
el Señor se sienta en su trono sagrado.
Carta de San Pablo a los Efesios 1,17-23.
Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les conceda un
espíritu de sabiduría y de revelación que les permita conocerlo verdaderamente.
Que él ilumine sus corazones, para que ustedes puedan valorar la esperanza a la
que han sido llamados, los tesoros de gloria que encierra su herencia entre los
santos,
y la extraordinaria grandeza del poder con que él obra en nosotros, los creyentes,
por la eficacia de su fuerza. Este es el mismo poder
que Dios manifestó en Cristo, cuando lo resucitó de entre los muertos y lo hizo
sentar a su derecha en el cielo,
elevándolo por encima de todo Principado, Potestad, Poder y Dominación, y de
cualquier otra dignidad que pueda mencionarse tanto en este mundo como en el
futuro.
El puso todas las cosas bajo sus pies y lo constituyó, por encima de todo, Cabeza
de la Iglesia,
que es su Cuerpo y la Plenitud de aquel que llena completamente todas las cosas.
Evangelio según San Marcos 16,15-20.
Entonces les dijo: "Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la
creación.
El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará.
Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi
Nombre y hablarán nuevas lenguas;
podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les
hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán".
Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la
derecha de Dios.
Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su
palabra con los milagros que la acompañaban.
comentario del Evangelio por
Juan Taulero (v. 1300-1361), dominico en Estrasbourgo
Sermón 20, 3º para la Ascensión
«Para ir donde me voy, ya sabéis el camino»
"El Señor Jesús, después de haberles, ascendió al cielo "... Los miembros del
Cuerpo de Cristo deben seguir a su maestro, su cabeza, que ascendió hoy. Nos
precedió, para prepararnos un sitio (Jn 14,2), a nosotros que lo seguimos, de modo
que pudiéramos decir con la novia del Cantar de los Cantares: "Correremos en pos
de ti" (1,4)...
¿Queremos seguirlo? Debemos también considerar el camino que nos mostró
durante treinta y tres años: camino de pobreza y de indigencia, a veces muy
amargo. Debemos seguir completamente el mismo camino si queremos ascender,
con él, por encima de los cielos. Aunque todos los maestros hayan muerto y todos
los libros quemados, encontraremos siempre, en su vida santa, una enseñanza
suficiente, porque él mismo es el camino y no otro (Jn 14,6). Sigamoslo pues.
De la misma manera que el imán atrae el hierro, así Cristo misericordioso,
atrae todos los corazones que ha tocado. El hierro atraído por la fuerza del imán se
levanta por encima de su ser natural, pasa por encima, aunque esto sea contrario a
su naturaleza. No se detiene hasta que él mismo se haya elevado. Así es como
todos aquellos que son atraídos en el fondo de su corazón por Cristo, no retienen
más la alegría ni el sufrimiento. Ascienden hasta él...
Cuando no se es atraido, no hay que imputárselo a Dios. Dios toca, empuja,
advierte y desea por igual a todos los hombres, quiere por igual a todos los
hombres, pero su acción, su advertencia y sus dones son recibidos y aceptados de
un modo muy desigual... Amamos y buscamos otra cosa distinta a él, he aquí
porque los dones que Dios ofrece sin cesar a cada hombre quedan a veces
inútiles... Podemos salir de este estado de alma sólo con un celo valiente y decidido
y con una oración muy sincera, interior y perseverante.
"servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”