EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Juan 16,12-15.
Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender
ahora.
Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque
no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá
sucediendo.
El me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes.
Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: 'Recibirá de lo mío y se lo
anunciará a ustedes'.
Comentario del Evangelio por
Simeón el Nuevo Teólogo (v. 949-1022), monje griego, santo de la Iglesia
Ortodoxa
Catequesis, 33; SC 113
Cuando venga, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena
La "llave del conocimiento"(Lc 11,52) no es otra cosa que la gracia del Espíritu
Santo. Se da por la fe. Por la iluminación, produce realmente el conocimiento y
hasta el conocimiento pleno. Despierta nuestro espíritu encerrado y oscurecido, a
menudo con parábolas y símbolos, pero también con afirmaciones más claras...
hechas atención en el sentido espiritual de la palabra. Si la llave no es buena, la
puerta no se abre. Porque, dice el Buen Pastor, " es a él a quien el portero abre "
(Jn 10,3). Pero si la puerta no se abre, nadie entra en la casa del Padre, porque
Cristo dijo: "Nadie va al Padre sin pasar por mí" (Jn 14,6).
Por tanto, es el Espíritu Santo, el primero, que despierta nuestro espíritu y
nos enseña lo que concierne al Padre y el Hijo. Cristo nos dice esto también:
"Cuando venga, él, el Espíritu de la verdad que procede del Padre, dará testimonio
en mi favor, y os guiará hacia la verdad plena" (Jn 15,26; 16,13). Ved cómo, por el
Espíritu o más bien en el Espíritu, el Padre y el Hijo se dan a conocer,
inseparablemente...
Si se llama llave al Espíritu Santo, es porque, por él y en él primero, tenemos
el espíritu iluminado. Una vez purificados, somos iluminados por la luz del
conocimiento. Somos bautizados desde lo alto, recibimos un nuevo nacimiento y
llegamos a ser hijos de Dios, como dice san Pablo: "El Espíritu Santo clama por
nosotros con gemidos inefables" (Rm 8,26). Y todavía más: "Dios derramó su
Espíritu en nuestros corazones que grita: ' Abba, Padre'" (Ga 4,6). Es pues él quien
nos muestra la puerta, puerta que es luz, y la puerta nos enseña que, aquel que
habita en la casa ,es él también luz inaccesible.
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