Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo de Pascua,
Semana No. 6, Viernes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Muchos de esta ciudad son pueblo mío * Dios es el rey del
mundo. * Nadie os quitará vuestra alegría
Textos para este día:
Hechos 18,9-18:
Estando Pablo en Corinto, una noche le dijo el Señor en una visión: "No temas,
sigue hablando y no te calles, que yo estoy contigo, y nadie se atreverá a hacerte
daño; muchos de esta ciudad son pueblo mío."
Pablo se quedó allí un año y medio, explicándoles la palabra de Dios. Pero, siendo
Galión procónsul de Acaya, los judíos se abalanzaron en masa contra Pablo, lo
condujeron al tribunal y lo acusaron: "Éste induce a la gente a dar a Dios un culto
contrario a la Ley." Iba Pablo a tomar la palabra, cuando Galión dijo a los judíos:
"Judíos, si se tratara de un crimen o de un delito grave, sería razón escucharos con
paciencia; pero, si discutís de palabras, de nombres y de vuestra ley, arreglaos
vosotros. Yo no quiero meterme a juez de esos asuntos." Y ordenó despejar el
tribunal. Entonces agarraron a Sóstenes, jefe de la sinagoga, y le dieron una paliza
delante del tribunal. Galión no hizo caso.
Pablo se quedó allí algún tiempo; luego se despidió de los hermanos y se embarcó
para Siria con Priscila y Aquila. En Cencreas se afeitó la cabeza, porque había hecho
un voto.
Salmo 46:
Pueblos todos, batid palmas, / aclamad a Dios con gritos de júbilo; / porque el
Señor es sublime y terrible, / emperador de toda la tierra. R.
Él nos somete los pueblos / y nos sojuzga las naciones; / él nos escogió por
heredad suya: / gloria de Jacob, su amado. R.
Dios asciende entre aclamaciones; / el Señor, al son de trompetas: / tocad para
Dios, tocad, / tocad para nuestro Rey, tocad. R.
Juan 16,20-23a:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Os aseguro que lloraréis y os
lamentaréis vosotros, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes,
pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. La mujer, cuando va a dar a luz,
siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se
acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre. También
vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón,
y nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me preguntaréis nada."
Homilía
Temas de las lecturas: Muchos de esta ciudad son pueblo mío * Dios es el rey del
mundo. * Nadie os quitará vuestra alegría
1. ¡Corinto!
1.1 Hermanos, el recorrido que hemos venido haciendo por los Hechos de los
Apóstoles nos ha mostrado ya suficientemente el carácter firmísimo y perseverante
del apóstol Pablo. Este es aquel hombre que sufrió naufragios, enfermedad, cárcel y
azotes; fue traicionado muchas veces, pasó hambre y sed, desvelos y carencia de
lo necesario, lo apedrearon y muchas veces fue sometido a una lluvia inclemente de
insultos y burlas. Nada le detuvo. Es admirable: siguió adelante con paso recio y
fue capaz de cantar himnos a la gloria divina mientras padecía el hielo y las
tinieblas de un calabozo injusto.
1.2 Contemplando con asombro tanta fortaleza no puede menos de maravillarnos
que Dios hoy se haya acercado con tanta compasión a darle consuelo y ánimo. Algo
grande tenía que estar sucediendo; una misión singularmente ardua venía sobre
sus espaldas acostumbrados al trabajo durísimo del apostolado entre los paganos.
¿Dónde se hallaba nuestro paladín y en qué misión se encontraba, para que Dios
considerara con tanta providencia como ternura que era tiempo de dar fuerza
nueva a su apóstol?
1.3 La ciudad: Corinto. La misión: abrir espacio en medio de un paganismo tan
agresivo como seductor, para que allí pudiera nacer una comunidad cristiana. ¡Qué
locura! Una comunidad en torno al misterio de la Resurrección, en medio de un
pueblo saturado de religiones y filosofías, capaz de tragarse todo menos una cosa:
que alguien pudiera vencer a la muerte! Para esa locura, que es también la que hoy
necesitamos, se requería un empuje especial, una gracia particular, y por eso Dios
quiso hablarle en aquella visión nocturna a nuestro querido apóstol Pablo.
1.4 Corinto no es algo del pasado. Corinto hoy se llama New York, Amsterdam,
París, Bogotá, Sidney, Río de Janeiro, Tokio... Corinto es aquel mundo embriagado
de placeres y teorías, desesperado y hambriento, enloquecido y mordaz,
despiadado y anónimo en el que todo parece posible menos el amor, y donde todo
tiene espacio menos la pureza. ¡Dios, danos muchos apóstoles nuevos para este
Corinto inmenso que es el mundo del tercer milenio! Amén.
2. Un largo parto
2.1 Cristo nos habla hoy también de esa confrontación con el mundo que es tan
propia de la realidad en que vivimos sus discípulos. Ese mundo, ese inmenso
“Corinto” nos hace llorar cuando nos hiere y cuando se hiere. Pero Jesús nos dice
que no serán en vano esas lágrimas ni caerán en el vacío. No sólo el viento escucha
nuestros gemidos: con ellos somos semejantes a la mujer que da a luz. De
nosotros, aunque con llanto, nace un mundo, el mundo pensado y amado por Dios.
¡Vaya honor que nos ha correspondido!
2.2 Ahora bien, ese mundo no nace por sus solas fuerzas ni sólo por nuestros
buenos deseos. El Dueño de las Horas, el Señor de la Historia es quien determina
con su “visita” el gran desenlace que transformará los espasmos de la persecución
en latidos de vida nueva. Es Él y sólo Él quien conoce la ciencia arcana que destila
diamantes de las lágrimas y canciones de los gemidos.
2.3 Cristo glorioso, Salvador del mundo, Señor de las misericordias: ven pronto;
vuelve pronto; llega pronto, señor, que el mundo se debate entre la ira y la
depresión, entre el hastío y la inanición, entre el cansancio de la muerte y la
agitación de la locura. Ven, Cristo, ven y haz que nazca el mundo nuevo. Amén.
Fr. Nelson Medina, O.P.