EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Marcos 16,15-20.
Entonces les dijo: "Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la
creación.
El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará.
Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi
Nombre y hablarán nuevas lenguas;
podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les
hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán".
Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la
derecha de Dios.
Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su
palabra con los milagros que la acompañaban.
Comentario del Evangelio por
Juan Taulero (v. 1300-1361), dominico en Estrasbourgo
Sermón 20, 3º para la Ascensión
«Para ir donde me voy, ya sabéis el camino»
"El Señor Jesús, después de haberles, ascendió al cielo "... Los miembros del
Cuerpo de Cristo deben seguir a su maestro, su cabeza, que ascendió hoy. Nos
precedió, para prepararnos un sitio (Jn 14,2), a nosotros que lo seguimos, de modo
que pudiéramos decir con la novia del Cantar de los Cantares: "Correremos en pos
de ti" (1,4)...
¿Queremos seguirlo? Debemos también considerar el camino que nos mostró
durante treinta y tres años: camino de pobreza y de indigencia, a veces muy
amargo. Debemos seguir completamente el mismo camino si queremos ascender,
con él, por encima de los cielos. Aunque todos los maestros hayan muerto y todos
los libros quemados, encontraremos siempre, en su vida santa, una enseñanza
suficiente, porque él mismo es el camino y no otro (Jn 14,6). Sigamoslo pues.
De la misma manera que el imán atrae el hierro, así Cristo misericordioso,
atrae todos los corazones que ha tocado. El hierro atraído por la fuerza del imán se
levanta por encima de su ser natural, pasa por encima, aunque esto sea contrario a
su naturaleza. No se detiene hasta que él mismo se haya elevado. Así es como
todos aquellos que son atraídos en el fondo de su corazón por Cristo, no retienen
más la alegría ni el sufrimiento. Ascienden hasta él...
Cuando no se es atraido, no hay que imputárselo a Dios. Dios toca, empuja,
advierte y desea por igual a todos los hombres, quiere por igual a todos los
hombres, pero su acción, su advertencia y sus dones son recibidos y aceptados de
un modo muy desigual... Amamos y buscamos otra cosa distinta a él, he aquí
porque los dones que Dios ofrece sin cesar a cada hombre quedan a veces
inútiles... Podemos salir de este estado de alma sólo con un celo valiente y decidido
y con una oración muy sincera, interior y perseverante.
"servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”