La alegría de saber que Dios nos ama.
2012-05-19
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 16, 23-28
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Yo les aseguro: cuanto pidan al Padre
en mi nombre, se lo concederá. Hasta ahora no han pedido nada en mi nombre.
Pidan y recibirán, para que su alegría sea completa.
Les he dicho estas cosas en parábolas; pero se acerca la hora en que ya no les
hablaré en parábolas, sino que les hablaré del Padre abiertamente. En aquel día
pedirán en mi nombre, y no les digo que rogaré por ustedes al Padre, pues el Padre
mismo los ama, porque ustedes me han amado y han creído que salí del Padre. Yo
salí del Padre y vine al mundo; ahora dejo el mundo y vuelvo al Padre». Palabra del
Señor.
Oración introductoria
Señor, Tú dijiste que todo lo que pidiera en tu nombre me lo concederías. Te pido,
Señor y Dios mío, la fe, la esperanza y el don de la caridad. Estas tres virtudes me
bastan, con ellas puedo amarte, darte gloria, servirte y comunicarte a los demás.
Petición
Jesús, te suplico me concedas aquello que más necesite para ser un discípulo y
misionero de tu amor.
Meditación
La alegría de saber que Dios nos ama.
«Después del gran descubrimiento de Jesucristo -nuestra vida, camino y verdad-
entrando en el terreno de la fe, en “la tierra de la Fe”, encontramos a menudo una
vida oscura, dura difícil, una siembra con lágrimas, pero seguros de que la luz de
Cristo, al final, nos da una gran cosecha. Debemos aprender esto también en las
noches oscuras; no olvidar que la luz está, que Dios ya está en medio de nuestras
vidas y que podemos sembrar con la gran confianza de que el “sí” de Dios es más
fuerte que todos nosotros. Es importante no perder este recuerdo de la presencia
de Dios en nuestra vida, esta alegría profunda de que Dios ha entrado en nuestra
vida, liberándonos: es la gratitud por el descubrimiento de Jesucristo, que ha
venido a nosotros. Y esta gratitud se transforma en esperanza, es estrella de la
esperanza que nos da la confianza, es la luz porque los dolores de la siembra son el
inicio de la nueva vida, de la grande y definitiva alegría de Dios» (Benedicto XVI, 13
de octubre de 2011).
Reflexión apostólica
«El hombre que se afianza y se adhiere firmemente a la voluntad de Dios puede ser
verdaderamente feliz ya en esta vida, porque ha hecho del amor de Dios el centro
de la propia existencia» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi , n.
144).
Propósito
Hoy hablaré a alguien sobre la confianza que tengo de que Dios siempre escucha mi
oración.
Diálogo con Cristo
Señor, dame la gracia de mantener siempre un buen humor, para poder ser ese
testigo de la alegría al saberme amado por Ti. Ser misionero de la alegría y ser un
misionero alegre, para los demás, que hermosa forma de poder corresponder a
tanto amor que me das.
«Quien dice creer pero la fe no penetra, agarra y envuelve a toda su persona: su
confianza, su fidelidad, su adhesión emocional, su asentimiento intelectual; no sabe
lo que es creer»
( Cristo al centro , n. 986).