ASCENSIÓN
+ Mons. D. Ciriaco Benavente
Mateos
La Ascensión: continuamos su misión
La Ascensión no es un desplazamiento espacial. El lenguaje bíblico es en muchas ocasiones más
teológico y catequético que histórico. Eso pasa con la narración de la Ascensión. No celebramos esta
fiesta como la despedida de un familiar al que acompañamos a la estación y esperamos hasta que
arranca el tren.
La fiesta de la Ascensión proclama y celebra el triunfo de Jesús. El que se abajó hasta la muerte es
exaltado a la gloria del Padre. Deja de estar limitado por las coordenadas del tiempo y del espacio,
propias de quienes nos movemos en la historia, para entrar en la dimensión de Dios que las transciende.
Eso queremos decir cuando confesamos en el Credo que “ está sentado a la derecha del Padre”.
La Ascensión no inaugura una ausencia, sino una forma nueva de presencia En la Ascensión Jesús nos
pasa el testigo de la misión. Se despide enviando: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda
la creacin”. Era como decirnos que nosotros somos ahora su cuerpo, sus manos, sus pies, sus labios, su
corazón. Él nos acompaña con la presencia de su Espíritu. Por eso, aunque no debemos de dejar de mira
al cielo, donde está nuestro destino de gloria, no podemos quedarnos mirando al cielo. Tenemos tarea,
la hermosa tarea de prolongar su misión. “Ellos – dice el evangelista- fueron y proclamaron el Evangelio
por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba la palabra con los signos que los
acompaaban”.
¿No era una pretensión desmesurada que once hombres débiles, sin recursos, llevaran el Evangelio a
todos los pueblos? La tarea sólo podrá ser llevada adelante si nuestra debilidad es visitada por la fuerza
que Dios ha puesto en obra al resucitar a Jesús de entre los muertos. Con esa fuerza, capaz de desafiar
el poder de los emperadores de Roma y las persecuciones, se extendió y se seguirá extendiendo el
Evangelio.
Precisamente por eso del envío y de la misión, la Iglesia celebra en esta fiesta la Jornada Mundial de las
Comunicaciones Sociales, a la que el Papa Benedicto XVI ha dedicado, como todos los años, un precioso
mensaje con un título sugerente: “ Silencio y Palabra: camino de evangelización ”. De su contenido,
que no tiene desperdicio, os espigo algunos párrafos:
El silencio es parte integrante de la comunicación y sin él no existen palabras con densidad de
contenido. … Allí donde los mensajes y la informacin son abundantes, el silencio se hace esencial para
discernir lo que es importante de lo que es inútil y superficial. Por esto, es necesario crear un ambiente
propicio, casi una especie de “ecosistema” que sepa equilibrar silencio, palabra, imágenes y sonidos.
“En el complejo y variado mundo de la comunicacin emerge la preocupacin de muchos hacia las
preguntas últimas de la existencia humana: ¿quién soy yo?, ¿qué puedo saber?, ¿qué debo hacer?, ¿qué
puedo esperar? Es importante acoger a las personas que se formulan estas preguntas, abriendo la
posibilidad de un diálogo profundo, hecho de palabras, de intercambio, pero también de una invitación a
la reflexión y al silencio que, a veces, puede ser más elocuente que una respuesta apresurada y que
permite a quien se interroga entrar en lo más recóndito de sí mismo y abrirse al camino de respuesta
que Dios ha escrito en el corazón humano.
“La contemplacin silenciosa nos sumerge en la fuente del Amor, que nos conduce hacia nuestro
prójimo, para sentir su dolor y ofrecer la luz de Cristo, su Mensaje de vida, su don de amor total que
salva.
“Palabra y silencio. Aprender a comunicar quiere decir aprender a escuchar, a contemplar, además de
hablar, y esto es especialmente importante para los agentes de la evangelización: silencio y palabra son
elementos esenciales e integrantes de la acción comunicativa de la Iglesia, para un renovado anuncio de
Cristo en el mundo contemporáneo”.
Desde aquí quiero expresar mi agradecimiento a la Delegación Diocesana de Medios por su admirable
trabajo, a quienes hacen posible la Hoja Dominical y a quienes preparan los programas de radio. Y
expreso mi profunda gratitud a los medios de prensa y radio que, semana tras semana, nos dan una
generosa acogida en sus páginas o en sus micrófonos. ¡Muchas gracias!