VII Semana de Pascua
Lunes
Hemos de fomentar una fe sin miedo a nada ni nadie, porque Jesús ha
vencido todo lo malo, con Él estamos seguros
En aquel tiempo, los discípulos dijeron a Jesús: «Ahora sí que hablas claro,
y no dices ninguna parábola. Sabemos ahora que lo sabes todo y no
necesitas que nadie te pregunte. Por esto creemos que has salido de
Dios». Jesús les respondió: «¿Ahora creéis? Mirad que llega la hora (y ha
llegado ya) en que os dispersaréis cada uno por vuestro lado y me dejaréis
solo. Pero no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Os he dicho estas
cosas para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis tribulación. Pero
¡ánimo!: yo he vencido al mundo». ( Jn 16,29-33)
1. Jesús, tú sabes las cosas de Dios y lo que me da la felicidad, y te digo como los
apóstoles: “ahora vemos que lo sabes todo… por esto creemos que has
salido de Dios” . No eres como los maestros de este mundo, que se guardan el
saber exclusivamente para sí y algunos de los suyos; es verdad lo que
dices: "Todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer".
"El Espíritu de la verdad os conducirá a la verdad plena". Quiero rezarle hoy,
en preparación de su fiesta: Espíritu de amor, creador y santificador de las almas,
Espíritu de Verdad, ayúdame a parecerme más y más a Jesús, a pensar y hablar
como Él, a amar y actuar como Él. Que sea fiel a tus mociones, y lleve la cruz de
cada día con alegría con tu luz y tu fuerza. Que te sepa escuchar en mi silencio. He
leído que un cristiano sin tu ayuda es como un animal fiero en un zoológico: los
leones están tristes, los tigres ya no son fieros sino vagos, los búfalos apáticos…
por eso dice el Salmo “pero a mí me das la fuerza de un búfalo y me unges con
aceite nuevo” (91).
«¿Ahora creéis?» , dice Jesús, que sabe muy bien que dentro de pocas horas le
van a abandonar todos, asustados en una desbandada que vemos también en
nuestro tiempo. Jesús no dice que la victoria es segura: «en el mundo tendréis
luchas, pero tened valor: yo he vencido al mundo» . Dice el Concilio Vaticano
II: “Por lo demás, el Seor Jesús, que dijo: "Confiad, yo he vencido al mundo", no
prometió a su Iglesia con estas palabras una victoria completa en este mundo. Pero
se goza el Sagrado Concilio porque la tierra, repleta de la semilla del Evangelio,
fructifica ahora en muchos lugares bajo la guía del Espíritu del Señor, que llena el
orbe de la tierra”.
Jesús dice que ellos le dejarán solo, y añade: “Pero no estoy solo: el Padre está
conmigo” . Señor, que sienta también yo tu presencia, también cuando llegue la
cruz, las dificultades (Noel Quesson).
Son días para pensar en la fiesta de Pentecostés a la que nos preparan las lecturas,
de la mano de María en este mes de mayo, y estos días contemplándola como
Esposa del Espíritu Santo. Ella nos enseñará a guardar en nuestro corazón lo que
oímos de la Palabra de Jesús, que está con nosotros “todos los días hasta el fin
del mundo” (Mt 28, 16-20). El Señor se marcha, pero no nos deja huérfanos: se
queda en la Iglesia: en los Sacramentos, en la Escritura, en la intimidad del corazón
donde nos guía con su Espíritu: «Derrama sobre nosotros la fuerza del Espíritu,
para que demos testimonio de ti con nuestras obras» (oración).
2. Entre los años 53 y 56, Pablo… lleg a Efeso, encontr a algunos discípulos y les
preguntó: ¿Habéis recibido el Espíritu Santo al abrazar la fe? Ellos le respondieron:
Ni siquiera hemos oído que haya Espíritu Santo”. Les instruy y “al imponerles
Pablo las manos, vino el Espíritu Santo sobre ellos, de modo que hablaban en
lenguas y profetizaban” (Hechos 19,1-8) . Quiero empaparme estos días de tu
presencia, oh Santo Espíritu, y anunciarte a los que me rodean. Quiero vivir en ti:
ayúdame a tener vida divina, nacer de nuevo, empaparme bien de tu fuente de
agua viva, de la Eucaristía, de la Confesión. Ayúdame a cuidar la oración y
sacrificios.
3. Al infundir en nuestros corazones el Don de su Amor, Dios habita en nosotros
como en un templo; desde allí protege al débil, protege a su pueblo como profetizó
Moisés y cantamos en el Salmo: “Se levanta Dios, y se dispersan sus enemigos…
como el humo se disipa, se disipan ellos; / como se derrite la cera ante el fuego, /
así perecen los impíos ante Dios. // En cambio, los justos se alegran, / gozan en la
presencia de Dios, / rebosando de alegría. / Cantad a Dios, tocad en su honor… su
nombre es el Seor… // Padre de huérfanos, protector de viudas, / Dios vive en su
santa morada. / Dios prepara casa a los desvalidos, / libera a los cautivos y los
enriquece” ( 67,2-7) .
Llucià Pou Sabaté