Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo de Pascua,
Semana No. 7, Martes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Completo mi carrera, y cumplo el encargo que me dio el
Señor Jesús * Reyes de la tierra, cantad a Dios. * Padre, glorifica a tu Hijo
Textos para este día:
Hechos 20,17-27:
En aquellos días, desde Mileto, mandó Pablo llamar a los presbíteros de la Iglesia de
Éfeso. Cuando se presentaron, les dijo: "Vosotros sabéis que todo el tiempo que he
estado aquí, desde el día que por primera vez puse pie en Asia, he servido al Señor
con toda humildad, en las penas y pruebas que me han procurado las
maquinaciones de los judíos. Sabéis que no he ahorrado medio alguno, que os he
predicado y enseñado en público y en privado, insistiendo a judíos y griegos a que
se conviertan a Dios y crean en nuestro Señor Jesús. Y ahora me dirijo a Jerusalén,
forzado por el Espíritu.
No sé lo que me espera allí, sólo sé que el Espíritu Santo, de ciudad en ciudad, me
asegura que me aguardan cárceles y luchas. Pero a mí no me importa la vida; lo
que me importa es completar mi carrera, y cumplir el encargo que me dio el Señor
Jesús: ser testigo del Evangelio, que es la gracia de Dios. He pasado por aquí
predicando el reino, y ahora sé que ninguno de vosotros me volverá a ver. Por eso
declaro hoy que no soy responsable de la suerte de nadie: nunca me he reservado
nada; os he anunciado enteramente el plan de Dios."
Salmo 67:
Derramaste en tu heredad, oh Dios, una lluvia copiosa, / aliviaste la tierra
extenuada; / y tu rebaño habitó en la tierra / que tu bondad, oh Dios, preparó para
los pobres. R.
Bendito el Señor cada día, / Dios lleva nuestras cargas, es nuestra salvación. /
Nuestro Dios es un Dios que salva, / el Señor Dios nos hace escapar de la muerte.
R.
Juan 17,1-11a:
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo: "Padre, ha llegado la
hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique y, por el poder que tú le has
dado sobre toda carne, dé la vida eterna a los que le confiaste. Ésta es la vida
eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. Yo te
he glorificado sobre la tierra, he coronado la obra que me encomendaste. Y ahora,
Padre, glorifícame cerca de ti, con la gloria que yo tenía cerca de ti, antes que el
mundo existiese.
He manifestado tu nombre a los hombres que me diste de en medio del mundo.
Tuyos eran, y tú me los diste, y ellos han guardado tu palabra. Ahora han conocido
que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras
que tú me diste, y ellos las han recibido, y han conocido verdaderamente que yo
salí de ti, y han creído que tú me has enviado. Te ruego por ellos; no ruego por el
mundo, sino por éstos que tú me diste, y son tuyos. Sí, todo lo mío es tuyo, y lo
tuyo mío; y en ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos
están en el mundo, mientras yo voy a ti."
Homilía
Temas de las lecturas: Completo mi carrera, y cumplo el encargo que me dio el
Señor Jesús * Reyes de la tierra, cantad a Dios. * Padre, glorifica a tu Hijo
1. Testamento De Un Apóstol
1.1 Pablo presiente el final del su camino y, movido por este sentimiento, abre su
corazón ante los principales de la comunidad de Éfeso. Las palabras que hemos
recibido en la primera lectura son, pues, una especie de testamento espiritual que
nos permite entrever la calidad de la entrega de este hombre de Dios, que con
palabras, obras y padecimientos mostró en todo ser testigo del Crucificado y
Resucitado.
1.2 Un apóstol, un verdadero apóstol, une la humildad y la caridad, la paciencia y la
diligencia. Es delicado para consolar y fuerte para exhortar; sabio en su palabra y
sencillo en su exposición; oportuno en la enseñanza y generoso para con todos. No
está centrado en sí mismo sino en Aquel que le ha enviado y por consiguiente todo
lo juzga no en función de su provecho o gusto sino en relación con el noble objetivo
que se apoderado de su alma.
1.3 Y sin embargo, no es capitán absoluto de su propio barco; por el contrario,
como buen soldado del máximo General, permanece atento y libre para cambiar su
rumbo según la estrategia que le sea revelada. Con la mirada puesta en su meta de
nada se apega particularmente y a nada teme demasiado. Hace su obra y se aparta
con discreción. Es responsable pero no obsesivo; alegre, pero no disipado; sencillo,
pero no ingenuo; audaz, pero no temerario.
2. Cristo Sacerdote
2.1 El texto del evangelio de hoy nos deja ver el corazón sacerdotal de Cristo,
abierto en oración por sus discípulos y por el mundo entero.
2.2 Cristo pide ser glorificado. Esta petición nos puede extrañar. No es afán de
grandeza sino caridad para con nosotros. La Cruz es el lugar de la gran revelación
del amor divino, pero eso no es claro para todos. Uno puede quedarse mirando el
“fracaso” de este pobre ajusticiado sin descubrir allí la fuerza de la ternura con que
el Altísimo se ha abajado en busca de sus ovejas perdidas. Pues bien, poder
descubrir ese amor es una gracia que brota de ver la “gloria” de Jesús en su
tormento y la “revelación” de Jesús en su rostro desfigurado.
2.3 La oración brota de la estrecha unión entre Cristo y el Padre: “todo lo mío es
tuyo y lo tuyo es mío”. Ese compartir, esa comunión, hace posible que la obediencia
se funda en amor y el amor se levante en obediencia. Esa comunión hace posible
que un mismo designio de salvación atraviese las alturas del cielo, los caminos de
la tierra y las cavernas del infierno. Un relámpago de luz ilumina de repente todo
cuanto existe y en los cielos se revela el sublime amor de Dios por su creatura; en
la tierra se predica el Evangelio de salud y en el infierno se proclama la derrota del
odio y se levanta el estandarte del amor incólume y santo.
Fr. Nelson Medina, O.P.