EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Sábado de la séptima semana de Pascua
Libro de los Hechos de los Apóstoles 28,16-20.30-31.
Cuando llegamos a Roma, recibió autorización para alojarse en una casa particular
con un soldado que lo custodiara.
Tres días después convocó a los judíos principales, y cuando se reunieron les dijo:
"Hermanos, sin haber hecho nada contra el pueblo ni contra las costumbres de
nuestros padres, fui arrestado en Jerusalén y puesto en manos de los romanos.
Después de interrogarme, quisieron dejarme en libertad, porque no encontraban en
mí nada que mereciera la muerte;
pero ante la oposición de los judíos, me vi obligado a apelar al Emperador, sin
querer por esto acusar en nada a mi pueblo.
Por eso he querido verlos y hablarles, ya que a causa de la esperanza de Israel
llevo estas cadenas".
Pablo vivió dos años enteros por sus propios medios, recibiendo a todos los que
querían verlo,
proclamando el Reino de Dios, y enseñando con toda libertad y sin encontrar
ningún obstáculo, lo concerniente al Señor Jesucristo.
Salmo 11(10),4.5.7.
Pero el Señor está en su santo Templo,
el Señor tiene su trono en el cielo.
Sus ojos observan el mundo,
sus pupilas examinan a los hombres:
el Señor examina al justo y al culpable,
y odia al que ama la violencia.
Porque el Señor es justo y ama la justicia,
y los que son rectos verán su rostro.
Evangelio según San Juan 21,20-25.
Pedro, volviéndose, vio que lo seguía el discípulo al que Jesús amaba, el mismo que
durante la Cena se había reclinado sobre Jesús y le había preguntado: "Señor,
¿quién es el que te va a entregar?".
Cuando Pedro lo vio, preguntó a Jesús: "Señor, ¿y qué será de este?".
Jesús le respondió: "Si yo quiero que él quede hasta mi venida, ¿qué te importa?
Tú sígueme".
Entonces se divulgó entre los hermanos el rumor de que aquel discípulo no moriría,
pero Jesús no había dicho a Pedro: "El no morirá", sino: "Si yo quiero que él quede
hasta mi venida, ¿qué te importa?".
Este mismo discípulo es el que da testimonio de estas cosas y el que las ha escrito,
y sabemos que su testimonio es verdadero.
Jesús hizo también muchas otras cosas. Si se las relata detalladamente, pienso que
no bastaría todo el mundo para contener los libros que se escribirían.
Comentario del Evangelio por
Elredo de Rielvaux (1110-1167) monje cisterciense
La amistad espiritual, III, 115s
Pedro y Juan: la diversidad en la unidad
Ciertas personas que no tienen capacidad para ser promovidas, deducen de
ello que no se les ama; si no encuentran alguien que les implique en sus tareas y
sus funciones, se lamentan de que se las deja solas. Sabemos bien que eso es
fuente de graves discordias entre gente que pasaban por ser amigos; y para colmo
de indignación, esas personas se separan y llegan incluso a maldecirse...
Que nadie se crea abandonado a su suerte porque no se les ha concedido una
determinada promoción. En referencia a esto vemos que el Señor Jesús ha
preferido Pedro a Juan. De todas formas, confiriendo la primacía a Pedro, no ha
retirado, en absoluto, su afecto a Juan. Ha confiado a Pedro su Iglesia; ha confiado
su madre, tiernamente amada, a Juan (Jn 19,27). Ha dado a Pedro las llaves de su
reino (Mt 16,19); ha descubierto a Juan los secretos de su corazón (Jn 13,25).
Pedro, pues, ocupa un lugar elevado, pero el puesto de Juan es más seguro. Pedro
se siente orgulloso de haber recibido el poder. Cuando Jesús dice: «Uno de vosotros
me entregará» (Jn 13,21) tiembla y aterroriza juntamente con los otros; Juan,
enardecido por estar tan cerca del Señor, instigado por Pedro, le pregunta para
saber de quien se trata. Pedro se entrega a la acción; Juan queda puesto aparte
para dar testimonio de su amor, según la palabra: «Quiero que quede así hasta que
yo vuelva». Nos ha dado ejemplo para que también nosotros hagamos igual.
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