Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo de Pascua,
Semana No. 7, Sábado
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Vivió en Roma, predicando el reino de Dios * Los buenos
verán tu rostro, Señor * Éste es el discípulo que ha escrito todo esto, y su
testimonio es verdadero
Textos para este día:
Hechos 28,16-20.30-31:
Cuando llegamos a Roma, le permitieron a Pablo vivir por su cuenta en una casa,
con un soldado que lo vigilase. Tres días después, convocó a los judíos principales;
cuando se reunieron, les dijo: "Hermanos, estoy aquí preso sin haber hecho nada
contra el pueblo ni las tradiciones de nuestros padres; en Jerusalén me entregaron
a los romanos. Me interrogaron y querían ponerme en libertad, porque no
encontraban nada que mereciera la muerte; pero, como los judíos se oponían, tuve
que apelar al César; aunque no es que tenga intención de acusar a mi pueblo. Por
este motivo he querido veros y hablar con vosotros; pues por la esperanza de
Israel llevo encima estas cadenas."
Vivió allí dos años enteros a su propia costa, recibiendo a todos los que acudían,
predicándoles el reino de Dios y enseñando lo que se refiere al Señor Jesucristo con
toda libertad, sin estorbos.
Salmo 10:
El Señor está en su templo santo, / el Señor tiene su trono en el cielo; / sus ojos
están observando, / sus pupilas examinan a los hombres. R.
El Señor examina a inocentes y culpables, / y al que ama la violencia él lo odia. /
Porque el Señor es justo y ama la justicia: / los buenos verán su rostro. R.
Juan 21,20-25:
En aquel tiempo, Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien Jesús
tanto amaba, el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le había
preguntado: "Señor, ¿quién es el que te va a entregar?" Al verlo, Pedro dice a
Jesús: "Señor, y éste ¿qué?" Jesús le contesta: "Si quiero que se quede hasta que
yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme." Entonces se empezó a correr entre los hermanos
el rumor de que ese discípulo no moriría. Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino:
"Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?"
Éste es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito; y nosotros
sabemos que su testimonio es verdadero. Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se
escribieran una por una, pienso que los libros no cabrían ni en todo el mundo.
Homilía
Temas de las lecturas: Vivió en Roma, predicando el reino de Dios * Los buenos
verán tu rostro, Señor * Éste es el discípulo que ha escrito todo esto, y su
testimonio es verdadero
1. Una palabra cumplida
1.1 Al principio del libro de los Hechos de los Apóstoles, que ha acompañado todo
nuestro tiempo de Pascua, Jesús hizo una promesa: “recibiréis poder cuando el
Espíritu Santo venga sobre vosotros; y me seréis testigos en Jerusalén, en toda
Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra” (Hch 1,8). Realmente esa
palabra del Señor es la gran clave de lectura de este libro singular por sus
variaciones de estilo y por sus oscilaciones en cuanto al “protagonista”. Porque, si
bien Pablo y sus misiones ocupan un lugar muy amplio en el conjunto de los
Hechos, uno ve que más que un libro sobre Pablo es una obra que retrata el
despliegue del Evangelio por el poder del Espíritu Santo.
1.2 Así vemos victoriosa y cumplida la palabra de Jesús antes de su Ascensión.
Roma, en la mente de aquellos galileos atónitos, correspondía precisamente a los
“confines de la tierra”, de modo que la estadía fecunda de Pablo, aquellos dos aos
de predicacin en que “podía anunciar el reino de Dios y enseñar cuanto se refiere
a Jesucristo, el Seor, con toda libertad y sin obstáculo alguno” indican que, más
allá de las maquinaciones de los enemigos de la fe (cf. Hch 26,2 ss.), más allá de
las traiciones de los “falsos hermanos” (cf. 2 Cor 11,26; Gál 2,4); más allá de las
debilidades y tentaciones que todos padecemos, ¡la palabra de Jesucristo se
cumple! Finalmente su Evangelio vence y la noticia habrá de llegar a todos, como
llegó hasta la capital misma de aquel imperio.
2. “No cabrían los libros”
2.1 También durante la Pascua nos ha acompañado abundantemente el Evangelio
según san Juan. La conversacin con Nicodemo, los discursos sobre “Jesús, Pan de
Vida” y “Jesús, Buen Pastor”, y finalmente los textos de aquel testamento espiritual
que nos regaló Jesús en la Ultima Cena, donde precisamente nos enseñó a esperar
y rogar por el don del Espíritu Santo.
2.2 ¡Cuánto bien nos ha traído este Santo Evangelio, enseñándonos a hundir un
poco más la mirada en el misterio inagotable de la Palabra hecha carne, cuya gloria
ha extasiado nuestro corazón! ¡Cuánta bendición para el alma cristiana levantarse
en alas del águila de la contemplación, que es este Juan, para aspirar los aires
tonificantes de la altura para la que hemos sido creados!
2.3 Y después de todo ello, después de esa santa embriaguez de luz y divina
caridad, llegan las palabras sorprendentes del textos de hoy: “Jesús hizo muchas
otras cosas. Si se pusieran todas por escrito, pienso que ni en el mundo entero
cabrían los libros”. En verdad, desfallece el pensamiento y se siente vértigo en el
corazón de pensar cuánto es Jesús para nosotros. Si Juan y sus discípulos nos
llegan a decir que no cabe en el mundo el relato de cuanto él hizo, no es
ciertamente por falta de papel o papiro, sino por el contenido densísimo,
literalmente inagotable, del sentido que él nos ha revelado. Así entendemos un
poco mejor todo lo que significa que Jesús es “Lgos”, Palabra. Su vida es Palabra y
cuanto ha hecho colma de sentido cuanto podemos decir o pensar.
Fr. Nelson Medina, O.P.